Agencias de Inteligencia de EE. UU. admiten la improbabilidad de ataques sónicos contra sus diplomáticos

Tras abusar de acusaciones infundadas para imponer medidas contra la Isla y generar un retroceso en las relaciones bilaterales, finalmente la comunidad de inteligencia de EE. UU. admite que no hubo ataque contra sus diplomáticos en Cuba, ni en otro lugar

Agencias de Inteligencia de EE. UU. admitieron que es «muy poco probable» que un extranjero adversario sea responsable de los síntomas informados por diplomáticos estadounidenses en diferentes regiones, empezando por Cuba, en 2016.

El miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, dijo en Twitter que, tras abusar de acusaciones infundadas para imponer medidas contra la Isla y generar un retroceso en las relaciones bilaterales, «finalmente la comunidad de inteligencia de EE. UU. admite que no hubo ataque contra sus diplomáticos en Cuba, ni en otro lugar».

Recordó que esa es «la misma conclusión a la que arribó, tras investigación rigurosa, el equipo de expertos cubanos, el FBI y científicos que hicieron el informe Jason», pero agregó que «nada podrá reparar el daño provocado a las familias cubanas por las medidas extremas tomadas sobre la base de falsedades».

Divulgado el 1ro. de marzo por la oficina de la directora nacional de Inteligencia, Avril Haines, el informe conclusivo reconoce el sesgo inicial de las investigaciones, y que la evidencia sustenta que no hubo actos externos, agregó Johana Tablada de la Torre, subdirectora general de Estados Unidos, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.

El documento oficial revela que una revisión de informes de inteligencia, información de fuente abierta y literatura científica y médica sobre extranjeros, armas y programas de investigación, así como los datos facilitados por científicos dentro y fuera del Gobierno de EE. UU., han llevado a las agencias de inteligencia a juzgar que no hay evidencia creíble de que un adversario extranjero tenga un arma o dispositivo que provoque los mencionados síntomas.

En 2018, dos años después de los primeros casos, el FBI señaló que no había encontrado prueba alguna de los llamados «ataques sónicos», tras meses de investigaciones y cuatro viajes a La Habana. En 2021, una revisión científica desclasificada, encargada por el Departamento de Estado de EE. UU., demostró la endeblez de la teoría del uso de armas de microondas.

Ese mismo año, el Ministerio del Interior en Cuba cerró la investigación asociada a las acusaciones estadounidenses. Las conclusiones arrojaron la ausencia de evidencias criminalísticas o científicas que sostengan la ocurrencia de un hecho criminal, ni que asocien los padecimientos referidos con un ataque sónico o con microondas, u otra acción deliberada contra los diplomáticos.

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