La Revolución Sandinista sigue siendo una revolución triunfante

Lilibeth Enríquez-Héctor Bernardo | Revista 2016

Con la confirmación del comandante Daniel Ortega como capitán y timón de la soberana embarcación llamada Revolución Sandinista, los nicaragüenses tienen la certeza de llegar a puerto seguro. Al asumir la presidencia por los próximos cinco años, el mandatario entregó simbólicamente la banda presidencial a los nicaragüenses, reafirmando la premisa de que el gobierno del Frente Sandinista es el gobierno del pueblo.

Delegaciones de más de 20 Estados, entre presidentes, cancilleres y funcionarios y movimientos de solidaridad de varios países, participaron en el acto de juramentación del binomio reelecto por la Alianza Frente Sandinista, Ortega y Rosario Murillo como vicepresidenta, quienes obtuvieron el 75.92% de los votos.

En estos sufragios, donde participó el 65.23 % del padrón electoral, se demostró que la mayor parte del pueblo nicaragüense continúa confiando en el mandatario, luego de todos estos años de gobierno y de los múltiples intentos desestabilizadores en su contra.

De acuerdo con la vicepresidenta Murillo, la jornada de investidura es una reafirmación del pueblo nicaragüense a la obra social impulsada desde hace 15 años en defensa del trabajo, la paz y el bien común y también la victoria sobre la maldad, el odio y la separación, luego de los violetos acontecimientos de 2018 y el intento de golpe de Estado contra el presidente Ortega.

“El triunfo electoral y la asunción de Ortega representa la continuidad del Frente Sandinista y la decisión del pueblo nicaragüense de ser libre y soberano. La Revolución Sandinista sigue siendo una revolución triunfante, no la pudieron derrotar Somoza, Reagan, ni Trump financiando los intentos del golpe de 2018.

Este triunfo tiene que ver con las transformaciones emprendidas por el gobierno sandinista, que se dieron en diferentes sectores, en la salud, la educación y el combate a la pobreza”, aseguró a Revista 2016 el secretario de Relaciones Internaciones del Movimiento Evita, Alejandro Rusconi.

“Cuando analizamos Nicaragua, tenemos que hacerlo desde la realidad de ese país, viendo como ha crecido el PIB, recorriendo sus ciudades, viendo como disminuyó la pobreza, como se ampliaron las redes de carreteras y las redes eléctricas a nivel nacional y, en materia de seguridad, como ha pasado a ser el país más seguro de la región Centroamericana”, explicó el analista.

En el acto de investidura, Ortega aseguró que la construcción de la paz es la herramienta indispensable para el desarrollo de la infraestructura, generación de empleos y seguridad. Además, exigió al Gobierno de Estados Unidos el respeto a la sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 27 de junio de 1986, que establece la indemnización a Nicaragua por financiar y organizar actividades militares contra el Gobierno y el pueblo de esa nación y reiteró el reclamo por el cese del bloqueo y la política de sanciones estadounidenses contra Cuba y Venezuela.

En ese sentido, Rusconi explicó que “Nicaragua tiene dos desafíos muy importantes. Uno es seguir consolidando las obras, la política de gestión, el gobierno del pueblo. El gesto del presidente Ortega en la asunción cuando recibe la banda y después hace una demostración entregándosela al pueblo, definiendo que el pueblo es presidente, que es un gobierno del pueblo, tiene que ver con el resultado electoral y como se involucra el pueblo en la gestión del gobierno”.

“Otro desafío es seguir trabajando por la integración regional. Nicaragua está en la mira de Estados Unidos: cualquier cosa que ocurra que no le guste el imperio, hoy es tapa en todos los diarios que imponen la agenda del gobierno estadounidense, el gobierno que siempre quiso derrotar al sandinismo. Sabemos que les molesta Nicaragua, porque les molesta el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional”, afirmó.

Además, el analista resaltó “la posición del canciller de Nicaragua en la reciente Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en Buenos Aires, donde manifestó su continuo apoyo sobre la soberanía de nuestras islas Malvinas y las islas del Atlántico Sur, porque así lo viene haciendo históricamente Nicaragua”.

Con esta investidura, Ortega se convertirá en el mandatario nicaragüense con más años en la silla presidencial, al cumplir 26 años en la presidencia del país. Es su quinto mandato de cinco años, el cuarto consecutivo y el segundo junto a Rosario Murillo como vicepresidenta del país.

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