Messi se la tiene jurada al Leganés

El Barça necesita recurrir al 10 para resolver un partido en el que se lesionó Dembélé

No hay partido sencillo del Barça contra el Leganés. La mayoría de victorias son con fórceps, también la última en el Camp Nou. Necesitaron los azulgrana de sus delanteros para doblegar al plantel de Pellegrino. La alegría de Dembélé, la intuición de Luis Suárez y la voracidad de Messi, después de que se hubiera lesionado el francés, mantienen a los azulgrana en el liderato con un colchón de cinco puntos sobre el recuperado Atlético. No hubo más noticia que los goles en un equipo barcelonista más tenso que serio, desatento en la disputa de la bola para desespero de su entrenador, que pedía que nadie aflojara en defensa, y menos Coutinho.

Valverde le da muchas vueltas últimamente a las alineaciones, condicionado por el calendario, que en enero es desgastador por la Copa, y escarmentado también por la caída la temporada pasada del equipo titular en Roma. Las rotaciones afectan incluso a Messi cuando acaba de empezar la segunda vuelta de LaLiga. El 10 era un seguro de vida en los encuentros ante el Leganés. Las dos visitas del equipo pepinero al estadio se habían saldado con cinco goles del rosarino: 3-1 y 2-1. Intentaba ganar el Barça sin Messi.

Al fin y al cabo, el equipo había resuelto estupendamente las últimas ausencias de Messi, lesionado en el codo por ejemplo antes del último clásico después de una caída ante el sevillista Vázquez. La baja del argentino aumentó entonces el protagonismo de Luis Suárez. El uruguayo no solo es un goleador fiable sino que en octubre acostumbraba a liderar la presión alta cuando no comparecía Messi. No pasó contra el Leganés, sino que necesitó de Messi. Suárez y el Barça precisaron del 10.

Una vez llegado el invierno, el protagonista es en cualquier caso Dembélé. El desequilibrio del francés resulta decisivo en un plantel que formó además con tres medios de toque mientras descansaba Rakitic. Valverde cambió a un jugador por línea —también Vermaelen por Lenglet—, dio continuidad a Arthur y guiñó un ojo a la cantera con Aleñá. Al Barcelona le convenía velocidad y precisión para romper el Leganés, un equipo trabajado tácticamente, fuerte en defensa, experto en romper el ritmo del rival, ya ganador en Butarque.

Tomaron pronto y rápido la pelota los barcelonistas y acamparon en cancha del Leganés. A su juego, sin embargo, le faltaba continuidad y sobre todo pegada para suerte de Cuéllar. No se contaban ocasiones porque no chutaba a portería el Barça y los muchachos de Pellegrino reincidían con las faltas para evitar las transiciones del Barça. No querían que el fútbol azulgrana tuviera continuidad, una buena decisión si se revisa el despliegue en la acción del 1-0, muy bien llevada y resuelta por el omnipresente Dembélé.

El delantero recibió el balón de Aleñá, habilitado por Piqué, excelente en la salida del balón desde la esquina derecha, y abrió a la izquierda para la llegada de Jordi Alba. El lateral entendió que Dembélé era Messi y le devolvió el cuero para que marcara con un disparo suave y ajustado al poste izquierdo de Cuéllar. Igual de efectivo al espacio que al pie, el francés convirtió en gol la primera oportunidad clara del Barça. La mayoría de partidos empiezan hoy con un tanto de Dembélé.

El delantero no encontró compañía para cerrar el encuentro porque Luis Suárez no tiraba desmarques, y en cambio se enredaba sin descanso con Cuéllar, y Coutinho ha perdido foco desde que intenta corresponder a la generosidad de Valverde. Tampoco trascendían Arthur y Aleñá. Así que el partido discurría a menudo de forma lenta y pesarosa, solamente acelerado por Dembélé. Tanta quietud animó al Leganés, que empató en una contra de manual de En Nesyri y Braithwaite. Los centros laterales son un martirio para el Barcelona. Una llegada y un gol para el Leganés: 1-1.

A Valverde no le quedó más remedio que recurrir a Rakitic y Messi mientras se lesionaba Dembélé. Y el 2-1 no tardó en llegar. Armó el tiro el 10, rechazó el meta y la pelota quedó suelta a merced de Suárez, que remató sobre Cuéllar. Ni el colegiado ni el VAR apreciaron falta del 9. El tercero no llegó hasta que el árbitro decretó un tiempo añadido de siete minutos, circunstancia que enrabietó a Messi. El 10, que se la tiene jurada al Leganés, se reencontró con su socio Alba y soltó la derecha para el 3-1. Las figuras solo pueden descansar minutos y no partidos enteros, sobre todo ante el exigente Leganés.

 

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