Rusia tranquila, USA y cómplices, al infierno

Víctor Ternovsky

Podría escribir un extenso texto sobre la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional contra el presidente ruso, Vladímir Putin.

Podría plantear la incómoda pregunta sobre por qué están en libertad quienes bombardearon con uranio empobrecido la antigua Yugoslavia, borraron de la faz de la Tierra a Libia, agredieron Irak, Afganistán, Siria.

Podría recordar que las agresiones de la OTAN, con EEUU a la cabeza, asesinaron desde el año 2001 a 900.000 personas y desplazaron a 38 millones.

Pero voy a ser breve y preciso. A los rusos nos importan un bledo los fallos de los organismos títeres. Porque somos un país soberano. Porque somos un pueblo que se respeta. Y cuanto más se ataque a nuestro presidente, más lo apoyaremos. Porque nos representa.

Algo que, por su parte, significa que Rusia será aún más firme en su empeño por un orden mundial justo y multipolar.

Nos damos cuenta perfectamente de que los ladridos del Occidente colectivo contra nuestro país y las demás potencias ‘desobedientes’, constituyen los últimos manotazos de ahogado.

Podría desear a EEUU y sus cómplices que descansen en paz. Pero estoy perfectamente al tanto de que acabarán en el infierno. Por todos los crímenes cometidos. Por toda la sangre derramada. Por todo.

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