Carlos Ponce, el venezolano agente de la CIA que opera bajo la fachada de Freedom House, será demandado junto a la organización a la que pertenece tras declarar en Managua que el empresario César Zamora estaba en una presunta lista de funcionarios corruptos elaborada por el gobierno de Estados Unidos.
Zamora reaccionó de inmediato rechazando el infundio de Ponce, seguido por la embajadora norteamericana Laura Dogu, quien negó que estén trabajando en la elaboración de alguna “lista de corruptos”.
Al quedarse “colgado de la brocha”, a Ponce no le quedó más remedio que retractarse, sin embargo eso no bastó a Zamora, quien este viernes anunció que contrató al buffete de abogados Manatt, con sede en Washington, el que ayer mismo notificó a Freedom House sobre las acciones legales en su contra por difamación de su persona.
Ponce es el director regional de Freedom House para América Latina, y su cercanía con los opositores nicaragüenses lo ha hecho perder toda objetividad sobre nuestro país, al punto de que hasta ha amenazado a las principales autoridades de Nicaragua.
Pero no ha sido el gobierno sandinista el que ha saltado a enfrentarlo, sino un reconocido empresario privado que busca, según dijo, “se me restituya mi honra y salga la verdad. No soy ningún criminal, ni corrupto y ni violador de los derechos humanos, tal y como lo expresó el señor Carlos Ponce de Freedom House, que luego se retractó de forma no oficial”.
Agregó que el jueves inició acciones legales contra Freedom House por las declaraciones de Carlos Ponce, mismas “que resultaron indignantes y las acusaciones han demostrado ser falsas, de lo que se trata es buscar la verdad y de reparar los daños que se han cometido conmigo», sostuvo el empresario pinolero.
El funcionario de Freedom House, una organización que ha sido relacionada con la Central de Inteligencia Americana (CIA), hizo suyos los argumentos que esgrimen el MRS y las ONG opositoras en contra del gobierno.
Por “coincidencia”, tanto Ponce como sus pares nicaragüenses reciben financiamiento de organizaciones ultraconservadoras como el National Democratic Institute (NDI), un financiador de grupos desestabilizadores en diversos países.
Con semejantes antecedentes, no extraña que el hombre de la Freedom House se sintiera con derecho a expresarse de manera injerencista en Nicaragua. Sobre lo dicho por Ponce en un programa televisivo de Nicaragua, Zamora dijo: «En ese programa se habló de COSEP de manera denigrante, casi, casi, acusándola de ser una organización mafiosa.
“Hay mucho camino que recorrer para restablecer la honra de mi persona y lo que se dijo del COSEP. Creo que nos debemos a la verdad, tanto Freedom House como COSEP, y hay que reparar ese daño».