Informe de Observadores Electorales de El Salvador
La jornada electoral de este 5 de noviembre en nuestra hermana República de Nicaragua eligió autoridades de 153 municipalidades; transcurrió en un clima político en el que predominó la tranquilidad, seguridad y mucha competencia reflejada en el número de partidos y alianzas inscritas, que corresponden al más amplio abanico político e ideológico, y sobre todo, en estricto apego a su normativa legal e institucional, reglas que desde el principio tuvieron claras todos los contendientes.
Estamos ante un sistema electivo muy sólido que ha madurado lo suficiente para llenar los estándares de procesos de su tipo, apreciación en la que coincidimos todas las misiones de observación y acompañamiento internacional, incluida la OEA.
El éxito de este proceso eleccionario, más allá del mapa político de su resultado, es producto del consenso creciente en un modelo democrático e institucional, muy propio de esta sociedad, que ha sido capaz de avanzar en reconciliación después de un cruento conflicto de larga data y que hoy muestra resultados que se expresan en visible progreso y bonanza económica y social que tienen en su base mucho esfuerzo y sacrificio, en un gran marco de acuerdo tácito en el que coincide la alianza de amplios sectores políticos y de la empresa privada, que a la vez goza de un robusto consenso de la sociedad nicaragüense.
Amanecimos este primer domingo de noviembre, con un fresco clima agradable producto de la gradual salida del invierno; desde muy tempranas horas de la mañana, y cuando apenas aclaraba el día, filas de mujeres en número muy superior al de los hombres, de toda condición social, con mucho entusiasmo y algarabía se movilizaban reflejando un alto grado de compromiso y responsabilidad cívica con Nicaragua. Se dirigían presurosos cada uno a su reconocido centro de votación, cercano a su vivienda, unos como miembros principales o suplentes de JRV, otros como fiscales representantes de los contendientes para vigilar el buen desempeño de la jornada, otros en la tarea ciudadana de ser “Policías Electorales” para cada junta -garantes del orden y facilitación del proceso- y otros como coordinadores de Centro, encargados logísticos, acompañantes nacionales, PNC, miembros del Ejército, técnicos, candidatos. En total 516,343 personas administraron el proceso en 13,206 JRV, distribuidas en 4,309 centros de votación de 15 departamentos y dos regiones autónomas.
El sistema electoral de Nicaragua es uno de los más seguros de la región, el voto residencial permite que el sufragio se ejerza muy cerca de la vivienda, esto se convierte en toda una auditoría ciudadana en la que los moradores se conocen entre sí y a la vez reconocen a quienes administran la jornada electoral.
Este sistema de voto residencial cuenta con un andamiaje de respaldo, suficiente tecnología y organización, dispone de una robusta cartografía de soporte en permanente proceso de actualización, relacionada a la movilidad y migración constante de la ciudadanía.
Quienes acompañamos este proceso somos testigos del meticuloso trabajo de los integrantes de las mesas de votación: examinaron el material electoral recibido en cada JRV, consignando uno a uno el resultado en la respectiva acta de apertura; apreciamos el fervor y espíritu cívico con el que desplegaban la bandera de Nicaragua en cada JRV, para inmediatamente entonar las sagradas notas de su Himno Nacional. Con este sencillo pero significativo acto de alto civismo y convivencia, inició la jornada electoral en la que con mucho esmero les vimos recibir y atender a cada elector.
Los centros de votación visitados los encontramos en debido orden, con altos niveles de organización y fluidez, lo que garantizó una participación que alcanzó el 53 % de electores -superior a la de otros países en la región para una elección municipal-, tomando en cuenta el carácter voluntario del sufragio en todos los países de Centro América.
Los integrantes de mesa además de expresar abundante experiencia acumulada por participar en anteriores comicios, también en esta oportunidad refieren haber sido suficientemente capacitados, hecho que se comprueba en el grado de experticia en el manejo del proceso en su conjunto. Como en otros países, la jornada tuvo incidentes puntuales muy aislados sin mayor trascendencia, ocurridos en un par de centros en zonas remotas del llamado “Corredor de la Contra”, producto de la efervescencia en municipios muy competitivos con cierto antecedente de conflictividad, pero totalmente atendibles desde su marco jurídico e institucional. Estos incidentes poco a poco han ido en descenso en los últimos eventos, en la medida que avanza y se profundiza el franco proceso de Reconciliación Nacional; debemos recordar que esta hermosa tierra también ha sido escenario en el pasado, de cruentos conflictos políticos y sociales.
La presencia vigilante de agudos y experimentados fiscales debidamente acreditados e identificados, en representación de las diversas fuerzas políticas contendientes, revistió de legalidad y legitimidad a este proceso. Es digno destacar el alto grado de civismo y convivencia pacífica entre los fiscales de los diferentes partidos que más allá de sus diferencias ideológicas y políticas mostraron un alto grado de cooperación y solidaridad durante la jornada. Conclusión: Nicaragua es un país con estabilidad democrática y con un evidente progreso económico.