Salta a la vista que los fuertes conflictos que se dan a lo interno de la cúpula del llamado Consejo Nacional por la Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía, no son más que altercados por asuntos de liderazgos, pero sobre todo de orden partidario, ya que el MRS, quien los apadrina en lo económico con el financiamiento que reciben del exterior, no quiere que personas ajenas a ese movimiento les roben el “figureo político”.
Al parecer, la dirigencia del MRS quiere dejar muy claro que son ellos quienes están a cargo de los hilos de ese autoproclamado movimiento anticanal, estableciendo que el dinero que reciben es gracias a las gestiones que han realizado en agencias y organismos adscritos al Departamento de Estado de EU, para promocionar la campaña desestabilizadora a la que se dedican y, por tanto, no permitirán sublevaciones.
No es nada casual que recientemente la asesora legal de ese organismos, Mónica López Baltodano, renunciara (o la renunciaran) de su cargo, a través de una carta enviada a los miembros de Consejo Nacional de este movimiento, aduciendo “que una parte de ese consejo ha subordinado al movimiento a sus intereses partidarios y personales”, por lo que no se podía desempeñar bien ni se sentía a gusto con ese comportamiento.
Aunque López no específico qué intereses partidarios y personales a los que se refería, para nadie es desconocido que ese grupito fue creado por el MRS, con la ayuda de un movimiento político encabezado por Eduardo Montealegre, a quienes luego “corrieron” precisamente porque los liberales “querían quedárseles con el mandado”, erigiéndose la cúpula de los llamados renovadores como amos y señores de la organización.
En su carta renuncia, leída en una asamblea realizada en El Tule, López Baltodano señaló que “en las actuales condiciones, con una dirección del movimiento que ha roto con el apartidismo, la unidad y la consulta permanente con las comunidades para la toma de decisiones, se ha vuelto materialmente imposible continuar fungiendo como asesora del movimiento”.
Cabe señalar que Mónica López Baltodano es hija de Julio López y Mónica Baltodano, quienes tras las elecciones de 1990 fueron fuertes críticos del incipiente Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), pero aunque ahora también son financiados desde el exterior para atacar al FSLN y su actual Gobierno, al parecer no gozan de la confianza de la cúpula de los “renovadores”, con lo que se puede explicar esta renuncia.
La mayor asalariada y cara del MRS en el llamado movimiento anticanal, Francisca Ramírez, en un desesperado esfuerzo por ocultar la mano de sus “padrinos” del MRS, se dedicó a ganarse su sueldo y a como siempre lo hace simplemente culpó al FSLN y al Gobierno, al PLC, a conservadores, de estar infiltrados en el Consejo Nacional de ese grupo, así como de estar promoviendo su destrucción.