Se ha puesto de moda en Nicaragua el nombre de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Bueno, ni tan de moda, porque la señora Vilma Núñez, del CENIDH, lo pone trillado a cada rato, ya que es su principal “metedero” para poner quejas sobre todo lo que realiza el gobierno del presidente Daniel Ortega.
Pero sí ha sonado mucho en los últimos días. La CIDH es solicitada… sí, por el CENIDH, por La Prensa, por el MRS, por Confidencial, por la Fundación Violeta Barrios de Chamorro a través de la Cristiana, por los que piden la Nica Act y hasta por los vándalos que andan destruyendo nuestras ciudades.
Tal parece que la dichosa CIDH tiene en sus manos la solución para frenar la violencia desatada por el MRS y sus ONG opositoras en Nicaragua, pero es algo que está lejos de ser cierto. Esta organización es una de las tantas puntas de lanza de los sectores ultraderechistas del gobierno de Estados Unidos para dar un cariz de legalidad y justificar sus acciones intervencionistas.
De hecho se la lanzaron a Venezuela, donde actuó como parte de la oposición local, denunciando acciones al gobierno del presidente Hugo Chávez, antes, y al de Nicolás Maduro, ahora, a fin de facilitar la labor de los enemigos del pueblo venezolano.
Hay un hecho interesante en torno a la CIDH: Estados Unidos no pertenece a dicha organización debido a que los que allí mandan jamás permitirán que alguien les diga cómo hacer las cosas en su territorio. Sin embargo, es el que más dinero le asigna en el hemisferio occidental, es decir, en el continente americano.
La razón ya la expusimos antes. La CIDH se presenta a los países políticamente opuestos a los dictados de Washington a manosear la soberanía y, sobre todo, abrir los espacios para que operen con impunidad los grupos opositores locales. Tiene potestad para elevar los casos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), cuyos dictámenes sí son vinculantes.
¿A qué vendría, pues, a Nicaragua? A certificar los lamentos del MRS y sus ONG, sobre todo las de “derechos humanos”, que echan la culpa al gobierno y a la policía por los muertos de los sucesos de abril, sin hacerse cargo de la grave parte que les corresponde por haber lanzado con armas hechizas, piedras, palos y otro tipo de objetos contundentes, a un montón de estudiantes y vagos en contra de las autoridades del orden público.
Y estemos seguros que con la CIDH aquí, su principal “fuente” de información serán Vilma Núñez y compañía. Hasta Nicaleaks fue denunciada ante la CIDH por la presidenta del CENIDH, quien se muestra intolerante ante cualquier información que afecte al grupo político al que ahora pertenece (antes fue sandinista a muerte y el FSLN le ayudó a ser magistrada y vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia).