El problema del intelectual que fundamenta la formación de su pensamiento prioritariamente en los libros e ideas escritos por otros intelectuales o los suyos propios, es que vive un mundo espiritual idealista y romántico, diferente al del común revolucionario, cuyas ideas y pensamientos van estrechamente vinculados al quehacer cotidiano del pueblo trabajador explotado y reprimido.
Por ejemplo, todo el mundo sabe quién fue, es y sigue siendo, desde el punto de vista intelectual, el expresidente uruguayo Pepe Mujica; y lo que ahora dice a Daniel Ortega y su revolución. Por cierto, buenísima y acorde con su visión como militar revolucionario en correspondencia con lo que acontece contra Venezuela, los comentarios e interrogantes que Diosdado Cabello le lanza en respuesta por lo que dijo Pepe Mujica.
También es digno y significativo para los objetivos de esta entrega, hablar sobre la óptica subjetiva y acomodaticia de intelectuales y seudo estudiosos de la revolución desde un escritorio o evento intelectualoide, los cuales emiten opiniones interesadas en condenar la violenta situación que, igual que en Venezuela, logró desarrollar el imperio también en NICARAGUA con su nueva táctica fascista de poner a jugar su rol entreguista a los oligarcas de derecha y sus lacayos apátridas, ahora en nuestra querida Nicaragua sandinista.
Sinceramente son vergonzantes, por desfasados y subjetivos, los mentores del pronunciamiento «Declaración urgente por Nicaragua», de un conjunto de supuestos intelectuales latinoamericanos, siguiendo los pasos con mayor prudencia intelectual del grupo antipatria Grupo de Lima; donde destacan más de 15 ecuatorianos de la corte de Lenin Moreno, que dan pena ajena al no decir nada de su gobierno, el cual después de los grandes logros y avances conquistados por el gobierno de RAFAEL CORREA, Lenin Moreno está entregando nuevamente al imperio y sus oligarcas los intereses del sufrido, traicionado y digno pueblo de Ecuador.
Para entender lo que ocurre en Nicaragua y la posición que asume la dupla Ortega-Murillo, recordemos por un instante y reflexionemos sobre el pensamiento del comandante supremo Hugo Chávez, cuando dijo: «cuando la lucha es a muerte el fiel resiste, el indeciso renuncia, el cobarde traiciona, el burgués se desespera y el héroe combate». En esta sentencia de Chávez, el fiel que resiste y combate porque «…la guerra es a muerte…» es el comandante Daniel Ortega; he aquí una primera expresión concreta de lo que significa la consigna revolucionaria «Patria o Muerte».
Pero interpretando los esguinces de la intelectualidad supuestamente progresista de izquierda, pero indecisa y vacilante ideológicamente, digamos con Simone de Beauvoir: «…el opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos…». Porque, indudablemente que posiciones como la de la intelectualidad de la Declaración urgente a Nicaragua, incluso los desprevenidos criterios de nuestro común y solidario amigo «PEPE MUJICA»; además de hacerle un flaco servicio a la revolución latinoamericana y caribeña, es un importante aporte al guerrerismo imperialista e identificación cómplice con la derecha fascista que arremete económica y socialmente contra el poder combativo y revolucionario de nuestros pueblos.
Nicaragua combate revolucionaria y meritoriamente con las fuerzas y el poder adquirido por el sandinismo para defender al pueblo trabajador, sin pacifismos espiritualistas ni clericales, porque, al igual que en Venezuela, los purpurados de la iglesia lamentablemente bendicen terroristas que queman y asesinan gente; tal como lo hicieron descaradamente en la base militar La Carlota en Caracas.