Un sabio refrán popular enseña que “para mentir y comer pescado, hay que tener mucho cuidado”. Otro de esos dichos del pueblo afirma con razón que quien habla sin estar suficientemente enterado del tema del cual habla, sólo da “palos de ciego”.
Esto que evidencia el lenguaje popular sucedió hace muy poco con un extraño acuerdo de la Cámara de Diputados chilena acerca de la situación política por la que atraviesa Nicaragua. Dicho texto demuestra hasta dónde alcanza la presión ideológica de los medios de comunicación del modelo actual de sociedad, impuesto por la dictadura con el aplauso de los sectores conservadores del país.
Así fue como se hizo posible aprobar un texto en relación a la situación que se vive en la hermana nación que es, por decir lo menos, equívoco.
Por cierto, nada se dice allí de quienes han promovido la situación de tensión social. Para ellos tal vez no existen ni la CIA ni el Pentágono, hasta deben pensar que Trump es un demócrata y se les olvidó de un mágico plumazo todas las acciones sediciosas encubiertas en el Chile de los años 70, o durante todos estos años en contra de la Revolución Cubana o en contra del proceso bolivariano en Venezuela o en contra de todos los gobiernos progresistas del continente. Como si la violencia contra el Sandinismo surgiera de la nada. Como si no conociéramos de estos procesos desestabilizadores.
Me dirán que el presidente Ortega no es Fidel, ni el Ché, ni Allende, ni Chávez. Por cierto, que no lo es. Aquellos son personajes irrepetibles. Me dirán que el presidente Ortega puede haber cometido errores. Por cierto, es un ser humano, como lo fueron los líderes mencionados. Todos los cuales cometieron también errores.
Pero de allí a insinuar que el gobierno sandinista es el que ha desatado la violencia en su país eso es, en el mejor de los casos, un “palo de ciego”; y, en el peor de los casos, una lamentable concesión a los sectores más reaccionarios.
Bajo el gobierno sandinista encabezado por Ortega, Nicaragua ha alcanzado los más altos índices de desarrollo social de toda su historia, ya en Educación, Salud, Vivienda, Salarios y resulta aconsejable que los interesados acudan a informarse al respecto. Pobre en recursos naturales, rico en desarrollo social. No es por nada la reelección del presidente. Un gobierno que además escucha a su pueblo. Por ejemplo, conocida la desaprobación social a un reciente proyecto, Ortega decretó su inmediato retiro.
Todo aquel que de veras quiera saber qué es lo que allí sucede debiera al menos enterarse del nefasto papel de la iglesia católica, de la evangélica y de otros grupos religiosos que están detrás de las maniobras golpistas.
Somos muchos los que hemos podido conocer buena parte de la verdad a través de fotografías y videos- que por supuesto jamás publicarán ni El Mercurio ni La Tercera – ni los otros medios escritos del sistema, y menos se verán en la televisión chilena ni se escuchará en las radios del modelo.
Esos valiosos documentos muestran a sacerdotes y autoridades religiosas llamando a salir a las calles a desatar la violencia contra el gobierno. Incluso con armas. Son personas de carne y hueso, tienen nombres y apellidos. No es un misterio que eso existe hoy en Nicaragua. Es más, es hecho público el hallazgo de un escondite de armas descubierto en una iglesia católica en el presente mes de julio
En estricto rigor, lo que allí sucede forma parte de la misma escalada reaccionaria en contra de gobiernos y movimientos progresistas del continente, impulsada por ese deplorable organismo que es la OEA. Una entidad inútil, manejada desde EEUU y de la que hace mucho tiempo un gobierno digno debió retirarse. Es una institución de pantalla para la intervención y dirigida además hoy por un político de caricatura como es Luis Almagro, el ex canciller uruguayo.
Es la misma política del llamado “grupo de Lima”, tan obediente a Trump como la misma OEA. Y en este caso lo que se promueve no es un golpe “blando” como son varios de nuevo cuño en nuestro continente. Lo que se busca en Nicaragua es un golpe violento impulsado por las familias más adineradas del país, los Chamorro en primer lugar, en busca de instaurar un gobierno neoliberal que ponga al negocio financiero en el primer lugar de sus acciones.
Para ese objetivo sirven algunos medios de comunicación locales como La Prensa de Jaime Chamorro-Cardenal, y el Confidencial del mismo grupo oligárquico. la misma familia oligárquica.
Refuerza lo dicho lo sucedido el primer día de protestas contra el gobierno. En efecto, para sorpresa de muchos, ese día llegó hasta la Universidad Politécnica de Managua el hombre más rico del país: Piero Coen, dueño de todas las operaciones nacionales de Western Union y de una compañía de agroquímicos, quien con entusiasmo llamó a los estudiantes a protestar para lo cual les ofreció todo su apoyo. ¿Algo más claro?
Si lo sumamos a los aportes de los Chamorro ya podemos saber quién financia el armamento y los materiales para el bloqueo de calles. No son precisamente ni los obreros ni los campesinos de Nicaragua. Es la misma oligarquía que apoyó a los Somoza.
Es por ello inaceptable que a una declaración de esa naturaleza en la Cámara de Diputados se hubieran sumado varios parlamentarios de izquierda.
Ojalá muchos hayan visto la celebración en Managua, el día 19 de este mes, del triunfo de la Revolución Sandinista contra la dictadura de los Somoza. Una victoria lograda a costa de la sangre de muchos combatientes por la libertad, incluídos muchos valientes y ejemplares compatriotas nuestros. Varios cientos de miles de nicaragüenses, especialmente jóvenes, repletaron avenidas y calles de la ciudad en respaldo de su gobierno. Estaba presente allí el Canciller cubano. Por cierto, ese impresionante acto de masas no fue difundido por la televisión chilena ni se hablado o escrito en los medios del sistema. Quizás si se hubiera conocido, quienes, sin ser derechistas, firmaron el documento a que nos referimos en esta nota, hubieran reflexionado sobre su inmenso error.
Termino esta nota apuntando que, como lo dice el pueblo, “las desgracias nunca vienen solas”, y, en efecto, a lo ya expuesto se sumó por esos días el apoyo de diputados de izquierda a un voto de esa misma Cámara en contra del gobierno de Evo Morales en Bolivia. Pareciera que para algunos la histórica demanda de la izquierda chilena de ¡Mar para Bolivia! se la hubiera llevado el viento o quizás el mismo mar que le es negado.
Como dijimos, en el mejor de los casos estas andadas equivalen a dar palos de ciego.
En el peor, es negar la Historia y hacerle el juego a la ultraderecha.