No causa sorpresa que al igual que el terrorismo golpista, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), salga con la cantaleta de que “en Nicaragua la situación no es normal”.
No se puede esperar menos de un organismo que siempre fue un apoyo de los grupos vandálicos, así como de sus promotores, sesgando informes sobre la realidad de quiénes eran los que causaban el caos y la muerte en diversas regiones del país.
La supuesta labor que le fue encomendada a esta comisión de la CIDH por la OEA, de venir a obtener información sobre lo que estaba ocurriendo en materia de derechos humanos, no fue más que una extensión de la campaña que desde el interior y el exterior estaban promoviendo en contra del gobierno del presidente Daniel Ortega, financiado obviamente por organismos dependiente del Departamento de Estado (USA).
En el tiempo que duró la visita de la comisión de la CIDH, para todos fueron claras desde el inicio de su estadía las intenciones de esta comitiva, que no era más que venir a repetir e incluso a incrementar alegremente las cifras de supuestos muertos que los golpistas habrían tenido en sus correrías vandálicas, de acuerdo a los medios de comunicación derechistas y pseudo organismos de derechos humanos locales como el CENIDH, CPDH y ANPDH.
Y así quedó reflejado en los informes, tanto preliminar como final de la CIDH, en donde solo reflejaron datos que los propios promotores del golpismo y los mismos grupos de vándalos les suministraban de forma antojadiza y parcializada. Sin embargo, en ningún momento se dedicó a entrevistar a los familiares de policías muertos y de simpatizantes sandinistas asesinados por estos terroristas.
Simplemente, con el trabajo que les habían encomendado quienes los financian, tomaron sus informes y los llevaron a la sede de la OEA y los leyeron sin la menor vergüenza, pero sí con la certeza de desprestigiar al Gobierno de Nicaragua, tal y como lo habían planificado con los organismos adjuntos al Departamento de Estado (USA), con el objetivo de poner a los países miembros de ese órgano regional en contra de nuestro país.
Lo bueno es que ese organismo no engaña a la mayoría del pueblo, todos sabemos que se trata de un grupo de burócratas que se dedican a falsear la verdad y no tienen la mínima competencia moral para emitir juicio sobre nuestro país. Ahora que la paz y la seguridad se han restablecido, cualquier campaña como la que la CIDH ejerce ahorita, será vista como una flagrante injerencia en los asuntos internos de nuestro país.
Esta nueva injerencia ya había sido denunciada por el Presidente de Nicaragua, ya que tras el fallido intento de los terroristas golpistas, reiteró que persiste un plan que busca difamar y desprestigiar la imagen del Gobierno que desea la reconciliación nacional, y señaló que los medios de comunicación manipulan las cifras de muertos que dejaron los terroristas luego de los hechos de violencia que se registraron en la nación.
La Presidencia de la República igualmente enfatizó que han manipulado los números y pretenden seguir manipulando la realidad y seguir destruyendo Nicaragua. Ahora que no cuentan con el secuestro colectivo en los tranques, siguen promoviendo campañas de difamación internacional, y es aquí donde solícitamente se presta la CIDH en su labor de tratar de victimizar a un grupo de asesinos.
La verdad es que en nuestro país, a pesar de todas las maniobras de la CIDH y de otros organismos internacionales, ya no se diga de los derrotados golpistas, todos sabemos quiénes fueron los que dirigieron, promovieron, financiaron y ejecutaron el intento de golpe, el sangriento intento de detener el buen rumbo que llevaba, y a ciencia cierta seguirá llevando Nicaragua.