¿Resistirá Donald Trump al mazazo de los casos Cohen y Manafort?

Los dramas que se desencadenaron el martes en tribunales de Nueva York y Virginia son el tipo de puñetazo que haría tambalear, si no caer, a la mayoría de los presidentes.

 

Y la condena de su exjefe de campaña, Paul Manafort, y la declaración de culpabilidad de su antiguo abogado, Michael Cohen, fueron sólo los dos principales titulares en un día que incluyó una serie de pésimas noticias para Donald Trump.

Pero, ¿tendrá esto alguna consecuencia? Al menos entre su base, el presidente de Estados Unidos ha parecido ser, políticamente, a prueba de balas. Sin embargo, a prueba de balas por ahora no necesariamente significa a prueba de balas para siempre. Y en algún momento los proyectiles -quizás después de las elecciones de medio término, cuando podrían menguar el control republicano del Congreso y el poder para establecer una agenda política- quizás comenzarán a dar en el blanco.

A continuación te presentamos un vistazo de lo malo que fue este día para el presidente Trump.

Cohen implicó a Trump en conducta criminal

El exabogado personal del presidente no sólo se presentó en la corte el martes y acusó al presidente de mentir. Al decir que Trump -el «individuo 1» en el acuerdo de culpabilidad- le ordenó que hiciera o supervisara pagos en 2016 para asegurar el silencio de mujeres que estaban a punto de acusar al presidente de tener relaciones adúlteras con ellas, Cohen efectivamente implicó al presidente en un crimen.

Cohen admitió que sus pagos constituyeron contribuciones de campaña que o estaban dirigidas desde una fuente corporativa ilegal o eran cantidades mayores a las permitidas para un individuo. Ambas acciones conllevan una sentencia en prisión de cinco años mínimo.

El presidente en el pasado ha negado tener algún conocimiento de los pagos. Después su equipo legal cambió de opinión y aseguró que Trump sólo tuvo un conocimiento general después del hecho. Ahora, sin embargo, Cohen está diciendo que Trump supo sobre éstos desde el principio.

Y no sólo es la palabra de Cohen contra la del presidente. En el caso del pago a Karen MacDougal -la «mujer 1» en el acuerdo de culpabilidad- su abogado publicó una grabación en la que Cohen y el entonces candidato Trump discutieron el asunto. A esto hay que agregar el hecho de que la «mujer 2», la actriz de cine para adultos Stormy Daniels, está a punto de reanudar su litigio contra Trump para poder salir del acuerdo de confidencialidad que negoció Cohen.

Un juez suspendió el juicio mientras se llevaba a cabo la investigación criminal contra Cohen, que ahora al parecer está resuelta. Ese litigio podría ofrecer más evidencia de la participación de Trump en el pago ilegal de US$130.000 a Daniels, que Cohen ahora confesó que le pagó en la víspera de las elecciones de 2016. De cualquier forma como se vea, el presidente enfrenta una tempestad.

El equipo del fiscal especial se apunta un veredicto de culpabilidad

El fiscal especial Robert Mueller estaba bajo considerable presión para obtener una condena en el juicio contra el ex jefe de campaña de Trump, Paul Manafort. A pesar de que las acusaciones no estaban directamente relacionadas con el objetivo central de su investigación sobre posible injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, esta fue la primera vez que su equipo enfrentó un jurado.

Si hubieran salido del tribunal sin una condena, ya fuera por un jurado que no llega a un acuerdo o por una absolución directa, las acusaciones de los simpatizantes de Trump de que la investigación es una pérdida de recursos y tiempo se habrían convertido en un clamor.

Esta no fue una victoria universal para Mueller, dado que el jurado no pudo llegar a un veredicto en 10 de los 18 cargos, pero las condenas sobre fraude fiscal, no revelación de cuentas bancarias en el extranjero y fraude bancario son puntos a su favor.

A esto hay que añadir las numerosas imputaciones de individuos y compañías rusas y los acuerdos de culpabilidad que ya se alcanzaron con los funcionarios de campaña de Trump, George Papadopolous, Michael Flynn y Rick Gates, además del abogado en Londres, Alex van der Zwaan y el programador Richard Pinedo.

El equipo del fiscal especial está produciendo una creciente lista de éxitos.

Se incrementa la presión sobre Manafort

Después de que se anunciaran los veredictos, el abogado de Manafort le dijo a la prensa que su cliente estaba «desilusionado». Lo cual es quedarse corto. Inclusive con condenas en ocho de los 18 cargos criminales en su contra, el exjefe de campaña de Trump podría enfrentar hasta 80 años en prisión.

Y el próximo mes Manafort enfrenta un segundo juicio en Washington, D.C. por blanqueo de dinero, actuar como agente no registrado en el extranjero, conspiración para defraudar a Estados Unidos, hacer declaraciones falsas y manipulación de testigos. Es la mayor parte del caso legal contra un antiguo miembro de un grupo de presión en Washington.

Los abogados de Manafort insistieron en realizar dos juicios separados, quizás porque pensaron que tenían una mejor posibilidad de absolución con un jurado en Alexandria o de jueces federales más amistosos en el distrito del norte de Virginia. Si es así, el plan les falló.

Manafort quizás está esperando un perdón presidencial, dado que Trump ya ha dicho que su acusación está políticamente motivada y que es «un buen hombre». Sin embargo, el presidente sólo puede perdonar crímenes federales y la condena de Manafort por fraude fiscal facilita los futuros cargos a nivel estatal, los cuales Trump no tendría poder de perdonar.

Ahora Manafort, de 69 años, enfrenta una larga sentencia en prisión y más batallas legales. Y aunque hasta ahora no ha mostrado una disposición para cooperar con la investigación de Mueller, eso podría cambiar. Después de todo, Manafort asistió a la reunión de junio de 2016 en la Torre Trump organizada por Donald Trump Jr. con ciudadanos rusos originalmente anunciada como un medio de reunir información dañina sobre la demócrata Hillary Clinton.

Manafort tomó una serie de apuntes crípticos sobre el asunto, los cuales podría estar dispuesto a explicar al fiscal especial, a cambio de una sentencia más ligera. El hecho de que tu exjefe de campaña termine condenado por un delito grave no es una buena noticia. Si Manafort se voltea, sin embargo, un mal día para Trump podría, en retrospectiva, terminar como una catástrofe.

Flynn todavía está cooperando

Bajo las noticias del martes quedó enterrada otra perla de la oficina del fiscal especial: que solicitó que la sentencia del ex asesor de Seguridad Nacional de Trump, Michael Flynn, sea retrasada una vez más.

«Debido al estado de la investigación, la Oficina del Fiscal Especial no cree que es momento de programar una audiencia de sentencia», le dijeron los abogados de Mueller a la corte que supervisa el acuerdo de culpabilidad de Flynn. Eso podría indicar que Flynn, que admitió haber mentido al FBI sobre sus contactos con funcionarios rusos durante la transición presidencial de Trump, todavía está cooperando con Mueller y que continúa siendo útil en la investigación.

También podría significar que una audiencia de sentencia formal podría revelar información que Mueller preferiría mantener secreta por ahora. De cualquier forma, es una señal de que, tras bambalinas, los engranajes continúan trabajando en la investigación de Mueller.

Otro antiguo simpatizante de Trump fue acusado

Hace dos semanas, Chris Collins, de Nueva York, el primer miembro de la Cámara de Representantes que apoyó la candidatura presidencial de Trump, fue imputado por uso de información privilegiada.

El martes, Duncan Hunter, el segundo congresista que lo apoyó, fue acusado de utilizar fondos de campaña para gastos personales, incluidos viajes para su familia a Hawái e Italia. Ese día la senadora demócrata Elizabeth Warren desveló un amplio programa de medidas para reformas políticas que dijo eran necesarias para enfrentar la extensa corrupción política en Washington, D.C.

Estas incluyen la prohibición de todos los miembros del Congreso y la Casa Blanca de mantener acciones corporativas individuales y el requisito de que todos los candidatos presidenciales y vicepresidenciales revelen ocho años de declaraciones de impuestos.

Pedidos similares para arreglar el sistema político ayudaron a que los demócratas ganaran el control en el Congreso en 2006. Lo mismo ocurrió con los republicanos en 1994. La retórica de Trump de «drenar el pantano» fue una constante grito de guerra ante sus simpatizantes en 2016.

Después de la embestida de condenas, acuerdo e imputaciones, el programa de propuestas de Warren podría llegar a ser una potente arma de medio término para los demócratas el próximo noviembre, si saben cómo usarla.

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