Tres Joyas

Una hora me tomó leer con detenimiento y una sonrisa, los tres árticulos de opinión de los comentaristas de dominguear del periódico La Nación. Alberto Montaner, Sergio Ramírez y Óscar Arias.

 

Los tres nos conducen de la mano, con innegable buena pluma, sobre temas que merecen algún comentario. Comenzando con Montaner, que como Ramírez es de plantilla, encontramos una alambicada explicación de por qué la mayoría, él lo dice, de los intelectuales y artistas de España, se decantan por el insurgente PODEMOS.

Nos asegura Montaner que ese «trágico» fenómeno se debe a que los creadores son unos vagos que lo que buscan es un Estado que los mantenga, así, simplificando las cosas, con ese prisma siempre cerrado se lo explica Montaner.

Sergio Ramírez es un muy buen escritor de novelas, pero cuando se trata de opiniones políticas falla, porque pierde autenticidad. Ahora cuando se presenta como el que estuvo en el infierno y logró salir de él, no dejamos de recordarlo en La Habana regañándonos a los costarricenses porque no asumíamos posiciones más radicales y corríamos al asalto, puñal en mano, del «Estado burgués».

Este buen escritor, subió al carro de los triunfadores en el último minuto, y por años, mientras duró, fue partícipe de las victorias y los aciertos, que los hubo, y cómplice de las metidas de pata, también abundantes.

Después, en el declive, cual Pilatos tropical, se lavó las manos y cambió de bando. Quienes lo conocimos al lado de Daniel Ortega, con cara de revolucionario iluminado y todopoderoso, su actual papel no convence.

Del Príncipe de la Paz, mucho se puede decir en su contra, pero hay que reconocer a su favor que es un connotado y hábil oportunista. Óscar de Heredia, el hermano y socio de Rodrigo, se apunta a las de ganar. Diciendo cosas muy justas defiende el proceso de paz en Colombia, ya bien avanzado y llegando a buen puerto.

Al leer sus atinadas palabras, surge naturalmente la fuerte contradicción, ¿por qué en Colombia apoya la paz y en Venezuela apoya la guerra? En Colombia coincide con todos nosotros, los que alentamos la paz, y en Venezuela cierra filas con Aznar, Pastrana, Uribe, Rajoy, Calderón, Fox, Piñera y Netanyahu, el «jet set» de la derecha internacional, que abogan por la confrontación y la ruptura del orden constitucional.

Por supuesto que ahí están también los Carlos Alberto Montaner, Sergio Ramírez Mercado y Óscar Arias Sánchez, republicanos gringos y un gobierno titubeante como el de Obama, al que no perdonarían que deje escapar el petróleo venezolano.

Ese es el Óscar que tenemos, a veces lúcido y oportuno, de cara amable, y otras torpe e inoportuno, de semblante sombrío. No debe ser fácil para él, hombre de infinitas alturas, errar, pero bueno, bien sabemos que es humano. ¿Lo sabrá él?

 

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