La Nueva Doctrina norteamericana para el Siglo XXI no está basada en invasiones y ocupaciones sino en operaciones de las Fuerzas Especiales, destacamentos locales pronorteamericanos, militarización del espionaje y de los servicios de inteligencia, drones, ataques cibernéticos y asesinatos selectivos para ver si hacen reaccionar a la oposición de los países atacados.
El gobierno norteamericano se siente alarmado porque uno de sus más fuertes adversarios, Rusia, está logrando formar una asociación estratégica a través de la cooperación militar, venta de armamento y tratados comerciales en Latinoamérica.
El próximo arribo al Perú de 3.200 marines norteamericanos autorizado por el Congreso peruano alarmó a toda América Latina, pues significa un renovado interés de Washington en hacer retornar a sus «hijos desviados» a su «patio trasero», o como mínimo mantenerlos subordinados y obedientes a la voluntad de la primera potencia del mundo. Es un paso adelante en la aplicación de la doctrina de la Militarización de la Hegemonía de los EEUU en Latinoamérica.
De acuerdo al reciente estudio de Heritage Foundation, «2015 Index of US Military Strengh» (25 de febrero 2015), el gobierno norteamericano se siente alarmado porque uno de sus «más fuertes adversarios, Rusia, está logrando formar una asociación estratégica a través de la cooperación militar, venta de armamento, tratados comerciales e inclusive la participación en la lucha contra el narcotráfico» en Latinoamérica. Y lo está haciendo con «los países pertenecientes a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) cuyos miembros como Cuba, Ecuador, Nicaragua y Bolivia perciben EEUU como su oponente ideológico».
Pero lo que más que irrita a Washington es la posibilidad de aparición de bases militares rusas en Nicaragua, Cuba y Venezuela.
También le preocupa a la Casa Blanca que China, que es considerada como el país que representa «alta amenaza» para los intereses nacionales estadounidenses en la región, se está afianzando cada vez en el Hemisferio Occidental. Actualmente China está proponiendo invertir 40 mil millones de dólares para construir un nuevo canal interoceánico en Nicaragua que será un rival en perspectiva norteamericana al Canal de Panamá. A la vez las Fuerzas Armadas chinas están igual que las rusas cada vez más activas en la región y participan en las maniobras militares no solamente con los países del ALBA sino con Argentina.
Frente a esta situación el gobierno de Barack Obama decidió expandir su presencia militar en América Latina a través del aumento de las bases militares. Ahora no se trata de las grandes instalaciones para futuras invasiones convencionales sino el uso de bases pequeñas, llamadas «Lily Pad Bases» con una infraestructura que puede expandirse en el plazo, en términos operativos, muy corto.
Actualmente Estados Unidos tiene alrededor de 74 bases militares en Latinoamérica y el Caribe. Según el periodista y politólogo argentino, Atilio Borón, «con 25 bases militares EEUU tiene rodeado militarmente a Brasil y con 13 a Venezuela para tener el control sobre la Amazonía y el petróleo bolivariano».
De acuerdo al historiador y periodista norteamericano Nick Turse, la Nueva Doctrina norteamericana para el Siglo XXI no está basada en invasiones y ocupaciones sino como él dice «piensen en las operaciones de las Fuerzas Especiales, destacamentos locales pronorteamericanos, militarización del espionaje y de los servicios de inteligencia, drones, ataques cibernéticos, operaciones conjuntas del Pentágono con las agencias civiles militarizadas». En otras palabras se trata de lo que el investigador del Instituto de Estudios Estratégicos de EEUU, Frank Hoffman definió como una «Guerra Híbrida».
Este tipo de «guerra» es una forma de «guerrilla que usa tecnología y métodos de movilización modernos». En su ensayo «Conflict in the XXI Century: the Rise of Hybrid War» (2007) Frank Hoffman habla también del uso de actos terroristas, asesinatos selectivos, coerción, secuestros, sabotaje, uso de bombas caceras y al mismo tiempo de los misiles más sofisticados. Afirma Hoffman que la «actividad criminal será usada para sostener la fuerza híbrida o para facilitar del desorden y el caos en la nación atacada».
La Guerra Híbrida se basa significativamente en la explotación de los medios de comunicación para «llegar a las masas y movilizar su apoyo a la causa…aprendiendo a maniobrar contra la mente tanto de nuestros oponentes como de la población en general». El luchador híbrido en esta definición es un «camaleón» que se adapta a todo. Actualmente los intentos de este tipo de guerra son claramente visibles en Venezuela. Anteriormente los golpes de Estado en pleno Siglo XXI en Venezuela (2002), Haití (2004), Honduras (2009), Bolivia (2010), Ecuador (2011) y Paraguay (2012) que lograron su objetivo sólo en Haití, Honduras y Paraguay habían sido utilizados como laboratorios para la «Guerra Híbrida». También los recientes asesinatos de Nissman en Argentina o Nemtsov en Rusia fueron tanteos «híbridos» para evaluar la reacción de la población y el poder convocatorio y del convencimiento de la oposición y su disposición a empezar una «revolución de color» o un «Maidán» ya no ucraniano.
Lo nuevo en esta guerra proyectada en América Latina hacia los países del ALBA consiste en la concentración del poder no en las manos de la CIA sino en las del Servicio Clandestino Militar (SCM) y de las Fuerzas de las Operaciones Especiales (SOF) de EEUU Actualmente en el SCM unos 2.725 agentes reciben un bono especial por el conocimiento del español. En todas las 74 bases militares estadounidenses en Latinoamérica están presentes los militares de las SOF. En la región hay cuatro Oficinas de Enlace de Operaciones Especiales (SOLO) ubicadas en los países considerados por el Pentágono como claves en América Latina para los intereses nacionales de EEUU del dominio que son Brasil (Amazonía), El Salvador (El Caribe), Colombia (Venezuela) y Perú (los Andes).
Ahora el Pentágono prefiere la creación de las pequeñas bases militares clandestinas dejando de lado grandes instalaciones militares. Hace poco era del conocimiento público que en Perú habían tres bases militares norteamericanas en Iquitos, Nanay y en Santa Lucía pero de acuerdo al politólogo y periodista argentino, Atilio Borón hay seis bases más que son clandestinas. El pretexto para su existencia y arribo de nuevas tropas norteamericanas sigue el mismo: la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Igual lo estaba haciendo EEUU desde décadas en México.
Su resultado fue la militarización del país, aumento de la violencia sangrienta, exterminio de líderes sindicales y el aumento desmedido del narcotráfico a pesar de que en México están operando 25.000 agentes estadounidenses de 17 servicios de inteligencia. Finalmente, se hizo público que la Administración para Lucha Contra Drogas (DEA), junto con la CIA y la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) norteamericanas suministraban armas y permitían al cartel de Sinaloa hacer el 80 por ciento de envíos de droga a Norteamérica a cambio de la información sobre otros carteles.
En el caso del Perú que es un productor de coca, la DEA, que tiene su sede regional en el país, y todas las instituciones nacionales dedicadas a la lucha contra el narcotráfico jamás pudieron terminar con este próspero negocio. Se calcula que, según la entrevista que hizo el periodista norteamericano Dave Hodges de «The Common Sense Show» a un agente de la DEA, Perú produce alrededor de 325 toneladas métricas de cocaína pura al año de los cuales no más que el cinco por ciento interceptan la DEA y sus colegas peruanos. El precio de un kilo de cocaína en New York es entre 20.000 a 30.000 dólares, lo que significa que la ganancia es alrededor de 9.000 millones de dólares al año.
Precisamente este dinero corrompe todo a su alrededor, incluyendo a la DEA, la CIA y ahora posiblemente lo hará con la DIA (la Agencia de Inteligencia Militar) de EEUU pues la tentativa sería muy grande. Los marines militares estarán en la base en VRAE en la zona de los valles Apurímac y Ene donde operan los narcotraficantes a los que los medios de comunicación están presentando como subversivos del Sendero Luminoso, organización que fue destruida durante el gobierno de Alberto Fujimori. Así se ha creado pretexto para la participación norteamericana en la lucha contra el terrorismo y narcotráfico en Perú lo que requiere la construcción de bases militares.
Siendo Perú uno de los aliados más incondicionales de EEUU, surge sospecha que a la larga el país que posee inmensas riquezas naturales, siendo inclusive el segundo en el mundo por las reservas de oro, tomaría el camino de México con todas sus consecuencias. Por algo el mandatario de EEUU Barack Obama dijo recientemente que el Perú se ha convertido en la envidia del mundo por su sobresaliente crecimiento económico y que es un aliado leal de Estados Unidos. Hace más de 20 años Bill Clinton dirigía las mismas palabras a México, y ahora este país es un simple títere de Washington entregando su riqueza natural al Gran Patrón a precio de ganga e inclusive ofreciendo una «yapa» (aumento).
El mismo rumbo podría tomar el Perú, todo dependerá de la madurez y conciencia de su pueblo, por lo pronto, ya se produjo hace unos días una protesta frente al Congreso que aprobó la llegada de los soldados norteamericanos. Entonces como recitaba Rubén Blades en una de sus canciones: «Cuidado no te dejes confundir, busca el fondo y su razón/ Recuerda se ven las caras pero nunca el corazón».
Fuente: Sputnik.