Parte importante del debate que a lo interno hemos realizado para ver el proceso de desestabilización y golpe en Venezuela, lo hemos procesado a través del formato chileno y no hay dudas que la desestabilización y plan de golpe tiene en ese formato una referencia. ¿Es la única y la opción que más consenso tiene en el ámbito de la MUD?
No es muy frecuente leer análisis sobre esta desestabilización, echándole mano a la situación que confrontó Nicaragua una vez instalado el proceso sandinista. No recuerdo haber leído uno, en el cual, el caso Nicaragua se use como “modelo” para entender el proceso de desestabilización que sufre Venezuela y las repercusiones que están produciendo las colas.
Pensé en el uso de este “modelo” o formato nicaragüense, al oír una entrevista que le hicieron a Daniel Ortega y que logré ver y oír por parte, a través del canal de la Asamblea Nacional. Oí explicaciones, que Daniel ofreció frente a las preguntas del periodista, que pueden ser también parte de este guión y cuidado, si Nicaragua no es el mejor guión para entender la situación venezolano hoy. En Nicaragua, la guerra produjo el quiebre del sandinismo y permitió que Violeta Chamorro truncara momentáneamente ese proyecto.
Decía Daniel Ortega, que la guerra (que fue a plomo limpio) llevó a que una gran parte de las familias y el pueblo nicaragüense que apostaba al sandinismo se diezmaran. La guerra les quito a las familias pobres nicaragüense dos y tres hijos que se alistaron para defender la revolución. El Pueblo, dijo Daniel, dio todo lo que pudo dar, pero llegó el momento, que dándolo todo, decidió darse una oportunidad para la paz, que suponía vendría con Violeta Chamorro. No importaron los beneficios sociales que la revolución había dado para resolver la gran crisis social que el somocismo había dejado. Eso importo poco, frente a la necesidad de la paz.
En ese entrevista; Daniel Ortega reconoció autocríticamente que el pueblo prefirió la “paz” que le vendía los EEUU a través de Violeta que los proceso de justicias (distribución de tierra, educación, salud) que venía ofreciendo el gobierno sandinista.
Allá hubo una guerra real de plomo limpio. Entre nosotros, hay otro tipo de guerra que califico de atípica, pero va diezmando moralmente al pueblo. Una cosa es que la dirección política supone que esa desmoralización no cale y otras es oír a la calle. Continuamos dando pensión, viviendas, recursos a los consejos comunales, haciendo un gran esfuerzo por conservar socialmente lo logrado, pero no hemos disminuido en nada las colas y la calle comienza a creer que en un supuesto gobierno de la MUD no habrá cola y no habrá inflación, porque con memoria corta, piensa que la escasez, especulación e inflación son fenómenos nuevos en la sociedad venezolana.
La derecha maneja el esquema, que una izquierda manejó en su tiempo. Tiene un frente “legal” que está y no está con el golpe y tiene un frente radical que apuesta al golpe. Es posible, que el frente radical no tenga eco, pero el frente legal (con las colas) esté produciendo lo que la guerra a plomo produjo en Nicaragua: desmoralización, angustia y cansancio. Es probable que los venezolanos y venezolanas estén pensando que con la MUD no se presentaran las colas y ese “paraíso” que atesora una parte de la clase media sea viable. Es urgente oír a la calle.
En esa entrevista, Daniel Ortega reconoce autocríticamente, que muchos sandinistas votaron por Violeta Chamorro. Luego, Daniel Ortega reconoció que esa gente pronto se percató de la ilusión. Venezuela no es socialmente parecida a Nicaragua. Venezuela tiene un amplio segmento ubicado en la clase media, que puede creer en esa ilusión y sostenerla así se vea perjudicada. Una clase media puede vivir de la ilusión por mucho tiempo.