¿Hasta dónde es lícito que el jefe se meta en la vida sentimental de los subordinados? Es una situación polémica y hasta atrevida en la que se vio envuelto el Ing. Enrique Bolaños en 1996, cuando era candidato a vicepresidente.
Bolaños “aconseja” a Fausto Carcabelos, uno de los niños mimados del liberalismo en décadas pasadas, que abandone la relación que tenía con una dama del entorno político de don Enrique, y que aparte de enfocarse en su matrimonio, renuncie al cargo de asistente del candidato y se busque otro trabajo.
Carcabelos aprovechó el cariño que Bolaños le confesó y se quedó en el cargo, la siguió “encabando” cuanto pudo y como premio a su tesón por meterse en problemas e incumplir sus tareas laborales, fue ascendido en cargos por el señor de El Raizón cuando este llegó a la Presidencia.
¿El resultado? El niño consentido se vio enredado en 2009 en una estafa contra cientos de personas, a quienes con su esposa y un mexicano ofreció autos y motocicletas a precios súper bajos.
En 2010, Carcabelos fue detenido por segunda e “infausta” ocasión al ser acusado por tráfico de personas (chinos), lo que provocó que el gobierno gringo le retirara la visa. Su defensa fue echarle la culpa a su mentor y protector Bolaños.
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