¡Qué rico debe haber sentido el Ing. Enrique Bolaños, un mandamás por excelencia, el ascender a las cumbres del poder!
Desde 1998, cuando era vicepresidente en el gobierno del Dr. Arnoldo Alemán, le molestaba a morir todo lo que ocurría a su alrededor. Desde las fallas de la planta eléctrica de su vivienda, hasta las alarmas con sensores especiales que se disparaban cuando menos lo esperaba.
Otra novedad: no sabíamos que el señor de El Raizón es paranoico. Que era cascarrabias todo el mundo lo sabía, y su alma de mayoral decimonónico es difícil de ocultar.
Pero, pese a reconocer que tenía más personal de seguridad del que en realidad necesitaba, quería que éstos se movieran con la celeridad del rayo ante cualquier incidente que perturbara su tranquilidad de vicemandatario.
En su afán de controlarlo todo, sugirió que revisarán con el comisionado Horacio Rocha, de Seguridad Personal de la Policía, si los miembros de su escolta entrenaba constantemente, si estaban en buena forma física y si realizaban ejercicios físicos frecuentes.
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