Peligro de guerra Rusia-EU por rechazo a paridad

EE.UU. se encuentra librando una nueva guerra fría con Rusia, que es incluso más peligrosa que la anterior fundamentalmente porque Washington rechazó el principio de la paridad. A menos que ambas partes adapten una nueva política de distensión, la situación podría desembocar en una guerra real, sostiene el historiador estadounidense Stephen Cohen.

 La nueva confrontación entre EE.UU. y Rusia, provocada por la crisis en Ucrania es peor que su «predecesora» por muchas razones: porque su epicentro está cerca de las fronteras de Rusia; porque carece de las reglas de estabilización que fueron desarrolladas durante la Guerra Fría; y porque, a diferencia de aquella crisis, «no hay ninguna oposición significativa en la clase política y los medios de comunicación estadounidenses», escribe el historiador en un artículo publicado por RT.

En opinión de Cohen, estamos más cerca de una guerra real que durante la Crisis de los misiles en Cuba de 1962, y para prevenirla, hay que restablecer el principio de la paridad.

«Tres elementos de la paridad de EE.UU. y la Unión Soviética eran especialmente importantes», recuerda el autor del artículo. En primer lugar, ambas partes habían reconocido las esferas de influencia de cada uno, las «líneas rojas» que no debían ser impugnadas directamente. En segundo lugar, ninguna de las partes debía «interferir en exceso», al margen de la guerra de propaganda, en los asuntos de la política interna del otro. Y en tercer lugar, Washington y Moscú tenían una responsabilidad compartida por la paz y la seguridad en Europa, detalla Cohen.

«La distensión tuvo una historia larga, siempre asediada, a menudo derrotada pero finalmente victoriosa» y esos principios de la paridad impidieron que la larga Guerra Fría desembocara en «una guerra caliente», agrega.

Sin embargo, prosigue el analista, Washington rechazó el principio de la paridad. Al terminar la Guerra Fría, los líderes aseguraron que no había «perdedores», pero tras el colapso de la URSS Washington mezcló estos dos acontecimientos históricos, y en 1992, el presidente Bush declaró que «por la gracia de Dios, EE.UU. ganó la Guerra Fría». El mandatario agregó que ahora quedaba en el mundo «un poder único y preeminente, los Estados Unidos de América».

«Este rechazo de la paridad y la afirmación de la preeminencia de EE.UU. en las relaciones internacionales se convirtió, y sigue siendo, una axioma casi sagrado para EE.UU. que marca sus políticas» y que ya ha llevado a varios desastres, incluida la actual crisis en las relaciones con Rusia, opina el historiador.

«Hasta que la idea de la distensión esté completamente rehabilitada y, con ella, el principio esencial de la paridad, la nueva Guerra Fría supondrá un riesgo creciente de la guerra real con Rusia nuclear. Por lo tanto, debemos luchar por una nueva distensión», concluye.

 

 

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