Aunque juren hasta con los dedos de los pies que no hacen proselitismo político a favor de ningún partido político, “por sus obras los conoceréis”. Son los falsos profetas de la política criolla, algunos hijos de la izquierda colonial que se aferró al poder en los años 80, arrimándose al sandinismo.
Ahora, vueltos a sus orígenes, a través de sus ONG reciben dineros con distintos orígenes con el fin de torpedear la labor del gobierno que adversan. El Movimiento por Nicaragua es uno de esos organismos no gubernamentales.
Es fácil localizar sus pasos. Generalmente se les encuentra atacando los programas del gobierno del presidente Daniel Ortega, sin importar de qué se trata. Donación de cinc, casas para el pueblo, Alba, canal interoceánico… nada les satisface porque no les pagan para eso, sino todo lo contrario.
¿Trabajan aleatoriamente? No, todos sus movimientos están malignamente calculados. Escogen cuidadosamente sus lugares de operación y aplican sus planes “estratégicos”. No van a cualquier barrio o comunidad, y las papeletas de las pasadas elecciones así lo confirman.
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