Que había armas enterradas en el cerro Macana, ubicado entre Camoapa y Juigalpa, le dijo el perturbado adolescente Kevin Olivar, alias “C-18”, al estafador Gerardo Sánchez. Pero no es ese el interés del guerrillero virtual. Ni siquiera le preguntó cómo llegaba hasta el supuesto arsenal y más bien se lanzó a pedirle dinero.
Y es que no se puede ir a un centro de montaña desde una laptop. Esas más bien sirven para sacarle dinero a los incautos. Ciberestafas, pues. Sánchez intentó hacer caer al aspirante a asesino en masa diciéndole que necesitaba dinero para comprar armas y otros pertrechos.
Pero el “C-18”, quien recibe diarias cargas de odio hasta de su abuelo, según confiesa, está al parecer bien aleccionado y le dice que él ya está comprando sus bártulos de guerra, y que hasta “día con día me voy preparando física y mentalmente para ver morir”. ¡Virgen Santísima, libra al pueblo de este engendro del mal!
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