En un mensaje deslucido por venir de quien lo plantea, el ex presidente de la República, Arnoldo Alemán, pidió al Gobierno que las elecciones nacionales de noviembre del próximo año sean “libres y transparentes”, argumentando que “desgraciadamente” las luchas políticas en Nicaragua siempre terminan en conflictos armados, mismos que no tuvo reparos en apoyar en los años 80.
Dicha solicitud, donde “se rasga las vestiduras” requiriendo se efectúen unos comicios en un ambiente de fiesta cívica, la hizo en conmemoración a la fecha en que resultó el candidato ganador de las presidenciales, en unas votaciones que dejaron un sabor amargo en la ciudadanía, y hasta la fecha algunos se preguntan dónde fueron a parar sus votos.
Y es que desde 1995, con el apoyo del Instituto Nacional Democrático (NDI) de los EEUU, echaron a andar una serie de maniobras fraudulentas con el objeto de evitar un triunfo del FSLN a toda costa. Estas acciones consistieron desde la creación de un órgano de “supervisión y control de transparencia electoral” para deslegitimar un posible éxito del sandinismo, hasta promover gestiones que provocaran la nulidad de las elecciones.
Las urnas “desaparecidas”
Algo de esto último hubo, ya que cuando llegó el momento de contabilizar los votos, hubo urnas que desaparecieron, otras que fueron encontradas en casas de simpatizantes y miembros del PLC, también se hallaron boletas en cauces y predios baldíos, el colmo fue que una gran cantidad de integrantes de Juntas Receptores de Votos (JRC) dejaron tiradas frente al CSE las cajas y bolsas que contenían las papeletas y sus actas de escrutinios.
Aún con todo este caos, el FSLN, a quien Alemán ahora le pide cumplir con unas elecciones libres y transparentes, aceptó la derrota en esos comicios. A pesar que hubo impugnaciones del sandinismo y solicitudes de anulación de otros partidos políticos que participaron en la contienda electoral, el Consejo Supremo Electoral (CSE) de ese entonces declaró al PLC como ganador.
En esa ocasión, desde la madrugada del 21 de octubre de 1996, los resultados preliminares del CSE fueron cuestionados por el FSLN y otros partidos políticos, incluso, fueron interrumpidos en la tarde del 23 de octubre, cuando según el CSE estaba ya escrutado el 87% de las juntas receptoras de votos (JRV).
CSE le dio el triunfo
Posteriormente, el 8 de noviembre, y tras un fatigoso proceso de recuento de votos y revisión de actas – que también fue cuestionado por el FSLN y por otros partidos-, el CSE ofreció nuevos resultados preliminares. Finalmente, el 22 de noviembre – haciendo caso omiso a impugnaciones y solicitudes de anulación- los resultados electorales se anunciaron como definitivos.
Ahora resulta que este personaje, quien envuelto en acusaciones de fraude y duros señalamientos de corrupción electoral se agenció la banda presidencial ante la inconformidad de una gran parte de la población que se sintió robada, viene a hablar de “respetar la voluntad popular expresadas en las urnas”, de “demostrar civismo y convicción democrática” sea cual fuere el resultado.
Todavía se habla y se seguirá hablando de la existencia de un fraude en las elecciones nicaragüenses de 1996. Muchos partidos políticos, incluyendo al FSLN, empezaron a hacerlo después que comenzaron a cotejar sus propios conteos con los resultados que publicaba el CSE al día siguiente de las elecciones.
Injerencia del NDI
Después de hacer una primera revisión aritmética de los resultados, exigida por dichos partidos, el CSE se vio obligado a corregir sus informes preliminares, lo que vino a confirmar que las denuncias de los partidos no eran completamente infundadas. Todo esto hace indicar que el proceso de votaciones de ese 20 de octubre de 1996 se vio atravesado por un conjunto de anomalías o acciones fraudulentas focalizadas en varios municipios, incluso en varios departamentos del país.
Cabe señalar que el trabajo conjunto del NDI y el CSE de esa época, integrado en su mayoría por miembros del PLC, se hizo tan bien que fue técnicamente imposible llegar a determinar si hubo o no un fraude electoral. Menos aún, calcular la magnitud del mismo. En cambio, esos mismos datos sí permitieron sustentar la tesis de que hubo anomalías importantes en el proceso electoral.
También permitieron confirmar que en la publicación de los resultados hubo un manejo tendencioso por parte del CSE, ya que los datos fueron organizados y presentados con el propósito de que ciertas anomalías e irregularidades no quedasen tan al descubierto de la vista pública y que su importancia pudiese ser considerablemente minimizada.
Sombra del fraude lo persigue
Ese mismo ex Presidente, quien fuera elegido en circunstancias anómalas y hasta ilegales, es quien viene a hacerle un llamado al FSLN a que “demostremos al mundo entero que somos dignos de confianza porque sabemos ser demócratas respetando la santa libertad de elegir en elecciones libres y transparentes”.
Estas son las palabras de alguien que fue electo Presidente de la República sin descartar la hipótesis del fraude, a como lo evidencian un total de 233 JRV del departamento de Managua que desaparecieron o se volvieron “fantasmas” debido al desorden institucionalizado que se produjo en el funcionamiento de todo el engranaje que culminó en las votaciones.
Si dicen que de mano en mano puede perderse hasta una catedral, ¿qué suerte podría esperar a las boletas de 233 JRV, que fueron circulando de mano en mano a lo largo de una cadena que presentaba fuertes deficiencias en los mecanismos de control, tanto en la fase de la recepción como en la del almacenamiento de los materiales electorales?
En su discurso, Alemán habla de reformas a la Ley Electoral propuestas por la Comunidad Europea “para que las próximas elecciones en este país reflejen resultados reales y no cuestionados nacional e internacionalmente como los de las elecciones anteriores”.
Centro Carter cuestionó elección
Pero omite lo expresado por el Centro Carter en relación a la actuación del CSE para cuando fue electo mandatario del país: «Lamentablemente, el CSE no emitió información sobre las correcciones hechas durante la revisión (de los resultados), ni del número de votos contados para determinar los resultados provisionales anunciados el 8 de noviembre.
Es imprescindible que el CSE anuncie lo más pronto posible esta información para que el pueblo nicaragüense, tanto como los observadores internacionales y nacionales puedan evaluar tanto las apelaciones de los partidos como el anuncio del CSE. Es solamente con una evaluación tan abierta y comprensiva es que el pueblo nicaragüense podrá tener confianza en los resultados oficiales».
Igualmente, el Centro Carter expresó en sus informes, que el CSE se limitó a proporcionar estos seis tipos de información, que aparecían encabezando siempre los resultados electorales de los partidos o asociaciones: – JRV totales – JRV reportadas – Total de inscritos – Total de votantes – Votos válidos – Votos nulos.
¿Qué mejoras y reformas pide?
La pregunta que se hacen ellos y todos nosotros es: ¿Dónde aparecen aquí las JRV «fantasmas»? Pocas de ellas se encuentran muy discretamente incluidas, tanto en la categoría de «JRV totales» como en las de «JRV reportadas». Que se les incluya en la primera de estas dos categorías es un procedimiento bastante normal y perfectamente justificable.
En cambio, que se les incluya en la categoría de «JRV reportadas» es una falacia contable bastante tendenciosa. Las JRV «fantasmas» no son, en realidad, «JRV reportadas». Por el contrario, son JRV «no reportadas» y este procedimiento es del conocimiento del CSE, puesto que saben de su existencia porque figuran en el padrón electoral.
A lo mejor este es el tipo de “mejoras” y “reformas” que propone el caudillo de los “rojos sin manchas” y sus aliados, para las elecciones nacionales a verificarse en noviembre del 2016. Si es así, la Comunidad Europea en Nicaragua debe preocuparse, ya que Arnoldo Alemán las está pidiendo en su nombre