Las campañas de manipulación e incitación a la violencia por parte de los partidos políticos de derecha y organizaciones de la “Sociedad Civil”, así como sus medios de difusión aliados, sigue siendo la propuesta de estos sectores en América Latina para tratar de deslegitimar los Gobiernos de Izquierda en esta Región, democráticamente electos y constituidos.
Como ejemplos más específicos están los casos de Venezuela y Nicaragua, el primero, a las puertas de unos comicios programados para diciembre próximo y el segundo, a punto de comenzar en pocos días, de forma oficial, un proceso electoral que concluirá en noviembre del 2016, con la designación legal del Presidente de la República y Diputados a la Asamblea Nacional.
A un mes de que el pueblo venezolano concurra a las urnas, el empresario Henrique Capriles, quien como principal cabecilla de la oposición en ese país viene de fracaso en fracaso en el ámbito político, amenazó, más que advertir, con un supuesto estallido social que provocaría en Venezuela lo que llamó una “situación explosiva” en contra del Gobierno Bolivariano.
Capriles y sus aliados de la derecha anteriormente ya han “advertido” sobre estas “situaciones explosivas” en las que se encargaron de manipular y azuzar a grupos de “activistas” para que transgredieran las leyes, sucesos en los que armaron tiroteos dándole muerte a varias personas, al tiempo que generaron cuantiosas pérdidas materiales.
Igual empeño en Nicaragua
En Nicaragua, la incapacidad y falta de credibilidad ante la población de los partidos de derecha, sus medios de comunicación y la complicidad de grupos que se hacen llamar “sociedad civil”, financiados desde el exterior para hacer la mueca de “oposición”, al parecer tienen las mismas “estrategias” orientadas que sus socios perdedores de Venezuela.
Y por eso es que se dedican a realizar encuentros callejeros en los que exigen “elecciones libres y transparentes”, actividades con las que no logran engañar ni a sus propios patrocinadores, muchos menos ganar la simpatía de la gente, que además de verlos con apatía, los rechaza, ya que con sus alborotos lo que hacen es atrasar la bienandanza de los diferentes sectores laborales.
Por eso, no es de extrañarse que en espera del banderillazo de arranque oficial del proceso electoral, ocurran incidentes como el de Mina El Limón, en los que más allá de ser protestas gremiales, terminen manipulados por sectores políticos, organismos de la “sociedad civil” y medios de difusión de la derecha, que los convierten en su afán electorero, en un acto de vandalismo.
Sedientos de sangre inocente
Ahora que las cosas ya se han apaciguado y que la normalidad ha vuelto a esa comunidad, aún los partidos políticos de “oposición” y sus aliados de la “sociedad civil” y medios de comunicación, continúan azuzando a esa población para que se enfrenten a las autoridades policiales, con el objeto de provocar irresponsablemente un desenlace sangriento.
La cobardía y falta de escrúpulos de estos sectores, ante la desesperación y la impotencia de no poder convencer como alternativa política, los ha llevado a manipular a los familiares de los trabajadores mineros, especialmente a las mujeres, para que se expongan físicamente con el propósito de que les hagan el trabajo proselitista con el que ellos no son capaces de convencer.
Rechazo al canal es político
A las intenciones de retorcer cualquier proyecto iniciado por el Gobierno, se suman las manipulaciones y la incitación al desorden civil que la derecha en el país realiza en contra del Canal Interoceánico, mismo que impulsaron durante los tres períodos neoliberales de 1990 al 2006, pero al que ahora se oponen por ser por de una administración sandinista.
Es esa aversión visceral la que ha llevado a los PLC, PLI, MRS y otros grupitos políticos a querer usar este megaproyecto como “caballito de batalla” de cara a las elecciones del 2016, y por eso se aprestan a ordenar a sus seguidores las “marchas” para tratar de distorsionar los grandes beneficios que conllevará a los nicaragüenses y al país la culminación de esta obra.
Es con estos y otros actos de manipulación, además de una serie de campañas en donde sacarán otra vez a relucir sus desgastadas argucias políticas, que la derecha iniciará este primero de noviembre el proceso electoral, el que una vez más los encuentra inmersos en pleitos entre sus mismos grupos y contra las otras agrupaciones opositoras.