El diplomático nombrado por Ban Ki-moon ya venía trabajando con los negociadores del gobierno colombiano y los de las FARC.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, nombró ayer al francés Jean Arnault como cabeza del grupo que velará por el proceso de paz colombiano en nombre de ese organismo. Arnault, hasta ahora delegado de la ONU para la subcomisión de Fin del Conflicto en Colombia, será el jefe de la misión que desplegará la organización en el país latinoamericano. Como es habitual en estos casos, asumirá al mismo tiempo el cargo de representante especial en Colombia del secretario general, Ban Kimoon. El diplomático trabajó en los últimos meses con negociadores del Gobierno colombiano y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en el marco del proceso de paz que se desarrolla en La Habana, Cuba. El presidente Juan Manuel Santos rechazó ayer sellar la paz con la guerrilla colombiana el 23 de marzo si lo negociado representa “un mal acuerdo”, y sembró, de este modo, nuevas dudas sobre el cumplimiento de la fecha límite convenida por ambas partes.
El francés elegido para acompañar el proceso de diálogo colombiano se ocupó más recientemente de liderar los preparativos de la futura operación de la ONU en Colombia, que ayudará a verificar el alto el fuego en el país una vez que se firme la paz. Esa misión, aprobada en enero pasado por el Consejo de Seguridad, formará el componente internacional del mecanismo tripartito de monitoreo y verificación del alto el fuego pactado por las partes, en el que también participarán representantes elegidos por el Gobierno y por la guerrilla colombiana.
A priori, los inspectores que integrarán la misión –cuyo operativo contará con mandato de un año prorrogable si así lo solicitan las partes– proceden de países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Actualmente, la ONU trabaja en los preparativos de la operación diplomática y en las propuestas que llevará al Consejo de Seguridad sobre su futura configuración, aseguró en una conferencia de prensa el portavoz Farhan Haq. “La misión entrará realmente en vigor una vez que haya un acuerdo determinado entre las partes, por lo que en esta instancia, lo que estamos haciendo es planificarla”, adelantó el vocero.
Antes de encargarse de Colombia, Arnault ocupó numerosos cargos en el organismo internacional al que representará en el proceso de diálogo, incluido el de moderador en el proceso de paz de Guatemala y jefe de la misión de verificación de la ONU en ese país. También dirigió operaciones de la organización en Georgia y Afganistán y representó a la ONU en Burundi, entre otras funciones. Graduado en Filosofía por la Sorbona, Arnault fue también profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París, especializado en los acuerdos de paz y mediación.
Durante un acto en la ciudad colombiana de Pereira, Santos afirmó que después de tanto esfuerzo, “después de tanto tiempo, si no hemos llegado el 23 a un buen acuerdo, yo le digo a la contraparte ‘pongamos otra fecha’, porque yo no voy a cumplir una fecha con un mal acuerdo”. El presidente y el líder de las FARC, Timoleón Jiménez, “Timochenko”, anunciaron con bombos y platillos el 23 de septiembre pasado un plazo máximo de seis meses para alcanzar un pacto final en un histórico encuentro en La Habana.
La guerrilla manifestó la semana pasada su certeza de que hacia fines de 2016 los colombianos puedan tener un protocolo de paz que les “permita propalar a los cuatro vientos: terminó la guerra”, dejando entrever que el plazo fijado por las partes podría extenderse. Sin referirse al 23 de marzo, la guerrilla señaló que la suscripción de un pacto definitivo de paz está determinada por los compromisos que puedan alcanzar sobre el fin del conflicto y la refrendación de los acuerdos, últimos puntos en discusión, según la hoja de ruta de las conversaciones.
Las partes, que ya lograron consensos parciales en reforma agraria, lucha contra el narcotráfico, participación política de los guerrilleros, justicia y reparación a las víctimas, debaten actualmente los complejos aspectos del cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, y el abandono de las armas. “¿Qué falta? El fin del conflicto: dónde se van a ubicar los miembros de las FARC mientras se desarman, cómo van a entregar las armas, a quién, en qué fechas, cuál va a ser el tamaño de los sitios donde se van a ubicar, qué duración van a tener, dónde y cuántos. Todo eso se está negociando en este momento”, explicó ayer Santos.