Simpatizantes de PPK y del fujimorismo se reunieron frente a la oficina electoral para cuidar el conteo de los últimos votos. El triunfo por escaso margen producirá un gobierno débil que deberá negociar con el fujimorismo en el Congreso.
Como para mantener el suspenso, las autoridades electorales seguían entregando los resultados de la elección presidencial del domingo a cuentagotas. La diferencia entre el neoliberal Pedro Pablo Kuczynski, el virtual ganador, y Keiko Fujimori, era ayer solamente de poco más de 55 mil votos, sobre 17 millones 976 mil que ya habían sido contados. La diferencia entre los dos candidatos de derecha era corta, pero lo que faltaba contar era muy poco, lo que hacía altamente improbable, prácticamente imposible, según coinciden diversos analistas, que las cosas se den vuelta. El ausentismo ha sido de 19 por ciento, el más alto desde el retorno de la democracia en 2001.
Mariano Cucho, jefe de la Oficina Nacionales de Procesos Electorales (ONPE) señaló que recién al final de la semana estaría el resultado definitivo. Los pocos votos que faltan son de las zonas más alejadas del interior del país y del exterior. Ambos grupos decían estar vigilantes para que no les roben los votos.
El triunfo de PPK, aunque todavía no es oficial, se confirmaba ayer con el avance del conteo. Después de haber visto como el lunes y en la mañana del martes se iba estrechando la diferencia a su favor, hasta reducirse a solo 47 mil votos al comenzar el día de ayer, durante el resto de la jornada PPK recuperó un poco de terreno. La tendencia en el conteo que había estado favoreciendo a Keiko, lo que reforzaba la incertidumbre, había cambiado. Las esperanzas que todavía quedaban en tienda fujimorista, donde se aferraban a un milagro, se comenzaron a desvanecer.
Con el 99,07 por ciento de los votos procesado, la ONPE le daba a PPK, como se le conoce a Kuczynski, el 50,16 por ciento y a Keiko Fujimori el 49,84 por ciento. Un final de infarto. Todavía quedan por contarse unos 250 mil votos, buena parte de ellos del extranjero. Como señalan los analistas, Keiko tendría que sacar una amplia ventaja en esa porción de votos para remontar y pasar a su rival, algo que “matemáticamente” es posible, pero que de darse desafiaría toda lógica.
“Creo que ya se puede afirmar que Kuczynski es el nuevo presidente del Perú”, le señaló a Página/12 el historiador y catedrático de la Universidad Católica, Nelson Manrique.
Sin un partido sólido, con poco apoyo popular propio -ganó gracias al voto antifujimorista- y con minoría en el Congreso -será la tercera fuerza parlamentaria con solamente 18 representantes en el Parlamento unicameral de 130 bancas dominado por el fujimorismo que tiene 73 curules y con menos representantes que el izquierdista Frente Amplio que tiene 20- el de PPK se anuncia como un gobierno débil que necesita buscar acuerdos y consensos para gobernar.
“Por su debilidad el gobierno de PPK estará obligado a negociar y a entenderse con el fujimorismo, que controlará el Congreso. Por esa razón creo que va a ser un gobierno más cercano a tender puentes con el fujimorismo que con los sectores políticos y sociales, como la izquierda, que lo apoyaron en esta segunda vuelta para evitar el triunfo de Keiko Fujimori. Puede intentar una alianza con otros grupos distintos al fujimorismo, pero no veo posibilidad que eso tenga frutos, porque el fujimorismo maneja el Congreso y el gobierno va a necesitar esos votos. PPK necesita al fujimorismo”, le señaló a este diario Alberto Adrianzén, analista político y columnista del diario La República.
Nelson Manrique advierte que en las negociaciones de un gobierno de PPK con el fujimorismo se ponga sobre la mesa la carta de la liberación del ex dictador Alberto Fujimori. “El fujimorismo -indica- tiene como su principal carta de negociación lo que es su reivindicación más importante: la liberación de Alberto Fujimori. PPK podría negociar el respaldo parlamentario de la mayoría fujimorista a cambio de la liberación de Fujimori. Esa es una posibilidad, que ya ha insinuado Carlos Bruce (congresista y una de las principales figuras de la agrupación de PPK). Si eso se da, seguramente PPK tendrá la oposición de quienes en esta campaña se han movilizado en masivas marchas contra el fujimorismo”.
“Otra opción de PPK –añade Manrique– es concertar un frente con el conjunto de organizaciones que le han dado su respaldo para que gane esta elección. Pero veo que es más difícil que se dé esta segunda opción a la de una alianza de PPK con el fujimorismo”.
Ambos analistas coinciden en la debilidad del próximo gobierno. de PPK puede quedar en manos del fujimorismo. “PPK podría convertirse en un rehén del fujimorismo”, advierte Manrique. “No creo que en un tema como la lucha contra la corrupción un gobierno de PPK vaya a fondo porque no quiere chocar con el fujimorismo”, señala, por su parte, Adrianzén.
Sobre el rol de la izquierda, tercera en las elecciones presidenciales de abril y segunda fuerza en el Congreso, Adrianzén indica que “la izquierda no ha pedido nada a cambio de su apoyo a PPK en la segunda vuelta, que fue para evitar el triunfo de Keiko Fujimori, y tiene las manos libres para fiscalizar al próximo gobierno.” podrían poner en discusión el liderazgo de Keiko Fujimori.