Las autoridades de México, uno de los países más violentos del mundo, se han “estremecido” por la detención de algunos de sus ciudadanos en Nicaragua tras su involucramiento en actividades que están en contra de las leyes, entre ellas un peligroso episodio con explosivos.
El primer caso parecía aislado. Un estudiante universitario que tuvo la genial idea de fingir un secuestro. La Policía de Nicaragua lo detuvo y tras un periodo de investigación fue sancionado con el pago de poco más de 200 dólares.
Hubo alharaca en México. En ese país, hace apenas dos años en el Congreso se discutía la posibilidad de encarcelar entre 3 y 6 años a aquellos que fingieran que habían sido víctimas de secuestro.
¿Por qué castigar con hasta seis años de prisión a un gracioso que simula ser víctima de plagio? El anteproyecto de ley mexicano para subir las penas por este delito, lo aclara: por los daños físicos, sicológicos, económicos y emocionales que esto provoca.
Autosecuestro es grave delito
Así las cosas, el payasito azteca de nombre Jobany Torres Becerra había cometido un serio delito en Nicaragua por el cual no pagó nada, ya que la multa impuesta fue cancelada por su “conmocionado” gobierno a través del “aturdido” embajador en Managua.
Tras el incidente del autosecuestro, magnificado por los medios derechistas de Nicaragua y las ONG opositoras de derechos humanos (CENIDH y CPDH), surge otro incidente con ciudadanos del país de Benito Juárez, aquel indígena zapoteca que llegó a ser presidente y que proclamó que “entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Y es nuestro derecho conservar la paz que ha distinguido a Nicaragua en el escenario de violencia que nos rodea, incluyendo a la otrora “Suiza centroamericana”, a como era conocida Costa Rica, donde actualmente ocurren varias ejecuciones diarias a manos de sicarios del narcotráfico, según admitieron recientemente sus mismas autoridades.
¿Conscientemente o utilizados?
Puede ser que realmente sean ambientalistas los mexicanos y de otras nacionalidades detenidos hace algunos días en la comunidad La Fonseca, jurisdicción de Nueva Guinea.
Sin embargo, la explosión por la que fueron arrestados ocurrió en la vivienda de Francisca Ramírez, una militante política del MRS que recibe paga a fin de oponerse a tiempo completo a todo lo que tenga que ver con la construcción del canal interoceánico en Nicaragua.
Presentada como “campesina” debido a su aspecto de mujer de pueblo, Ramírez es en realidad un cuadro profesional del grupo político MRS, que le arrebató a Eduardo Montealegre el liderazgo en la oposición contra el canal.
¿Sabían los presuntos ambientalistas –ya liberados y en camino a sus casas- que estaban en la vivienda de una furibunda opositora, cuya agrupación política ha utilizado hasta la violencia para impedir las incipientes obras del canal?
¿Fachada ambientalista?
A como hemos señalado en otras notas, la fachada de “ambientalista” es una de las preferidas por agentes desestabilizadores de la ultraderecha norteamericana y sus acólitos en América Latina, a fin de infiltrarse y sumarse a la consecución de los denominados “golpes suaves”.
Cuando es detenido un “ambientalista” o “ecologista”, el grito al cielo es enorme. A la alerta del gobierno mexicano para los que viajan a Nicaragua, le faltó decirles que escojan mejor a sus amistades, porque los están utilizando en su cruzada desestabilizadora.
Aunque las autoridades de Nicaragua no se han pronunciado en detalles, el incidente de la explosión en La Fonseca bien pudo ser prefabricado por los jefes de Francisca Ramírez a fin de provocar la detención de los supuestos adiestradores en la construcción de cocinas ecológicas.
Más tardaron en apresarlos, que el MRS y sus redes en convertirlos en verdaderos mártires del gobierno de Daniel Ortega. De Costa Rica podemos esperar cualquier cosa, pero extraña la premura de México, donde el alboroto desatado no se corresponde con la gravedad de los hechos.
¿Qué habrían hecho en México?
¿Cuál habría sido la respuesta de las autoridades mexicanas si un grupo de nicaragüenses se involucra con opositores al gobierno y se ve inmerso en una peligrosa explosión? Aunque no se hubiera asociado con detractores del gobierno la respuesta habría sido contundente.
El llamado a no involucrarse en actividades políticas en Nicaragua es sobrancero. En realidad, ni los mexicanos ni los ciudadanos de ninguna otra nacionalidad tienen derecho a inmiscuirse en los asuntos de los nicaragüenses. Es un principio de soberanía inherente a todos los países.
Por eso extrañan las declaraciones del embajador azteca, Miguel Díaz Reynoso, quien señala que «son muchos los casos de detenciones arbitrarias que hemos tenido» en Nicaragua.
¿Incluirá ahí a la conocida como “banda de Televisa”, cuyos integrantes fueron “desaparecidos” en distintas cárceles de México tras ser deportados de Nicaragua?
Aquí se respeta la vida
En nuestro país ningún mexicano ha sido asesinado, incluyendo a los numerosos narcotraficantes capturados. Por el contrario, decenas y quizás centenares de compatriotas han desaparecido al adentrarse en territorio azteca en busca de llegar a Estados Unidos.
Y Nicaragua no ha emitido ninguna “alerta” insidiosa como la de la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana. Los cónsules nicaragüenses en México se la pasan denunciando la violencia ejercida contra nuestros ciudadanos en Chiapas y otras localidades y no pasa nada.
Aquí no se arman campañas en contra de México, su gobierno y los mexicanos a como sí lo han hecho los medios de información aztecas. Y eso que visitar México puede conllevar un grave riesgo de muerte.
Sangre azul como defensa
A falta de argumentos para defender lo indefendible, en este caso que los mexicanos fueron capturados en una actividad peligrosa, las autoridades mexicanas esgrimieron la “nobleza” de algunos de los capturados, uno proveniente de una “arraigada” familia española y otro familiar de destacados actores.
Ninguna relación familiar les garantiza impunidad al involucrarse en hechos claramente delictivos. Y pese a lo anterior, consideramos que el gobierno de Nicaragua hizo lo correcto al expulsarlos del país a fin de no hacerle el juego al MRS y a sus cómplices en el exterior.
Esta vez, tampoco podrán avanzar en la desestabilización. Nuevamente fueron descubiertos.