Redadas en Turquía

La policía turca detuvo a 13 sospechosos, entre ellos tres extranjeros, después de los atentados suicidas en el aeropuerto de Estambul. El balance de muertos aumentó a 42 con el fallecimiento de uno de los 269 heridos después de la matanza provocada el martes en el aeropuerto internacional Ataturk, que el gobierno turco adjudica al Estado Islámico.

 

Hasta esta mañana el atentado aún no fue reivindicado, pero los tres terroristas habrían sido identificados. Se trata de individuos originarios de Uzbekistán, Kirguistán y Rusia. Según la agencia de noticias DHA, el ciudadano ruso es oriundo de la región de Daguestán, en el Cáucaso. El Gobierno turco sospecha que detrás del atentado está la milicia terrorista Estado Islámico (EI).

El primer ministro Binali Yildirim consideró que «los indicios apuntan a Dáesh», acrónimo en árabe del EI, contra el que Turquía, inicialmente acusada de connivencia, tuvo que adoptar una posición más dura. El jefe de los servicios de inteligencia estadounidense (CIA), John Brenna, indicó ayer que el atentado llevaba «la marca de la depravación del EI».

El «modus operandi» de los atentados en Ataturk recuerda a los ataques yihadistas de noviembre en París (130 muertos) y de Bruselas (32 muertos). Varias fotos y videos estremecedores compartidos en las redes sociales mostraban una enorme bola de fuego a la entrada de la terminal de vuelos internacionales y a pasajeros tendidos en el suelo del hall.

Estambul y Ankara han sido golpeadas desde el año pasado por una serie de atentados que dejaron 260 muertos y han creado un clima de fuerte inseguridad. El objetivo de los atentados en Turquía han sido las fuerzas de seguridad y los lugares turísticos, lo que ha provocado una caída inmediata del turismo, y se atribuyeron al EI o a los rebeldes kurdos, especialmente a los TAK, cercano al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

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