A Nicaleaks nos hicieron llegar un artículo tan presumido como fantasioso, escrito por Cristiana Chamorro Barrios, en el que además de mostrar el odio visceral hacia el FSLN, vaticina en sueños alucinantes la “indudable e inminente” caída del Gobierno sandinista, argumentado el tristemente cajonero y deslucido “caballito de batalla” del fraude electoral.
En su escrito, que finalmente no llegó a publicar tal vez por vergüenza a caer en lo ridículo, la minorista socia de La Prensa expone de una forma extraña y hasta delirante que le alegra “el fraude”, aludiendo de manera inapropiada y antojadiza a Albert Einstein cuando dijo que la crisis es una bendición que le sucede a personas y países porque trae progresos.
Lo más desatinado e hilarante de las elucubraciones de Chamorro Barrios es que la anterior máxima se estaba cumpliendo, ya que gracias al “fraude” el ahora “divorciado” de la política Eduardo Montealegre apareció en escena como el “gran salvador”, pero lo que dejó al final fue a un grupo de abandonados que arrastran más pena que gloria.
El artículo no publicado de Cristiana también hace una serie de conjeturas, tras las elecciones municipales del 2008, basadas en su “amplio criterio democrático”, adornado por el irascible e intolerable antisandinismo, así como por un “floreado” vocabulario que develan su verdadera personalidad y no la que quiere vender a nivel nacional e internacional.
Este es el documento de la señora Chamorro Barrios:
ART: EL BALANCE DEL FRAUDE
Cristiana Chamorro Barrios
“La crisis según Einstein”, se titula uno de los miles de correos electrónicos que hoy circulan en torno al estado critico en que se encuentra el poder de los Ortega – Murillo, después del gran fraude en complicidad con el Consejo Supremo Electoral. El físico alemán, y también Nobel de Física, nos llena de optimismo al recordarnos con sabiduría científica que: “la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque trae progresos”.
Sin duda, Daniel Ortega y su mujer calcularon mal el costo político de un fraude tan burdo y brutal. Los Ortega Murillo se desbocaron en sus incompetencias utópicas de creer que era menos costoso robarse las elecciones que aceptar la derrota. Al mismo tiempo, subestimaron el empoderamiento democrático de la ciudadanía nicaragüense a partir de 1990, creyeron que las elecciones municipales no tendrían relevancia nacional e internacional, ni incidencia en lo macroeconómico, ni consecuencias en un nuevo mapa político. A raíz de las elecciones municipales, el balance de fuerzas alrededor de la pareja presidencial cambió cualitativa y cuantitativamente de la siguiente manera:
1. El delito de los gobernantes contra el pueblo logró la fortalecimiento de una unidad nacional frente a la dictadura Orteguista, similar a la de 1978 ante Somoza y la de la UNO en los 90, en oposición nacional al FSLN. El fraude fortaleció el liderazgo de Eduardo Montealegre dentro del partido PLC y lo relanzó como referencia de la gran coalición contra la dictadura.. En consecuencia, el fraude debilitó la capacidad política de traición al pueblo que caracteriza al reo expresidente Arnoldo Aleman y por tanto el pacto libero-sandinista recibió una estocada de muerte.
2. El modelo dictatorial de los Ortega Murillo colapsó con el fraude. Apostaron al robo descarado con la urgencia de montar las estructuras de la “democracia directa” o dictadura del poder popular, con la instalación de los consejos de represión ciudadana (CPC) en más de 100 municipios. Esto le daría legitimidad a los delegados personales de Rosario Murillo, coordinadora nacional de los CPC, para tener poder absoluto en el interior del país , autorizar desde una pulpería hasta un permiso para trasladar ganado, y gobernar a través de simples ordenanzas municipales con carácter de Ley, al margen de los diputados de la Asamblea Nacional.
3. Los gobernantes además lograron terminar de quemar la credibilidad de todos los Magistrados del Consejo Supremo Electoral y pulverizar la confianza en actual sistema electoral. En el 2011 nadie aceptará elecciones bajo las mismas reglas del juego. Y en el plano internacional el gobierno quedo más aislado que nunca y en peligro de perder la cooperación necesaria para mantener los acuerdos con el Fondo Monetario. “La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia” dice en otra de sus partes el correo de Einstein, como que estuviera pensando en los Ortega Murillo.
En respuesta a su propia encrucijada, el Presidente de la República y su vocera del gobierno, se esconden en la violencia callejera que ellos promueven con turbas armadas de machetes y piedras, para entrampar a la ciudadanía en el dilema de escoger entre dos salidas criticas: el caos danielista que ya estamos viviendo o la tranquilidad que traería la rendición de la oposición en su defensa del voto. Con esas dos propuestas al país, Ortega sigue perdiendo tiempo en contra de su propia vigencia política frente al “progreso” cívico y democrático que cada día experimenta el pueblo unido de Nicaragua en abierto rechazo al fraude y a su gobierno.
Es claro que para el presidente Ortega retroceder en el delito cometido significa admitir el fracaso de su proyecto dictatorial; es aceptar la imposibilidad de llevar adelante una reforma constitucional para su continuidad en el poder absoluto y es reconocer que puso en peligro la poca legitimidad presidencial que tiene. Pero en el balance del fraude, el Presidente Ortega no tiene otra alternativa más que responder al llamado de los Obispos que junto al pueblo ya le dijeron no a la rendición , si al restablecimiento de la confianza nacional sin negociaciones a espaldas de la ciudadanía.
Y en este camino recto es oportuno reflexionar en la conclusión de Einstein que dice así: “La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura”.