Malasia acusa a Corea del Norte

La crisis a la que asiste la Península de Corea ha continuado en pos de convertirse en el primer gran desafío para la administración de Donald Trump en medio de una escalada en la pugna diplomática entre Pyongyang y Kuala Lumpur y cuando EEUU ha comenzado el despliegue de su escudo antimisiles en Corea del Sur.

 

Las relaciones entre Malasia y Corea del Norte se colocaron al borde de la ruptura diplomática absoluta después de que la agencia oficial norcoreana KCNA indicara esta mañana que Pyongyang ha prohibido la salida del país a todos los ciudadanos malasios hasta que se «resuelva de manera apropiada» el caso del asesinato de Kim Jong Nam, el hermanastro del líder de Corea del Norte, Kim Jong Un.

Kuala Lumpur reaccionó por su parte anunciado que también mantendrá retenidos en su territorio a todo el personal de la embajada norcoreana en su capital.

El jefe de la policía de Malasia, Khalid Abu Bakar, indicó en una comparecencia ante la prensa que tres de los norcoreanos vinculados al caso de Kim Jong Nam se han refugiado en la delegación diplomática, que ha sido cercada por las fuerzas de seguridad.

«No vamos a asaltar la embajada. Esperaremos a que salgan. Tenemos todo el tiempo del mundo», precisó Bakar dando a entender que la disputa puede alargarse durante un largo periodo.

El Gobierno de Malasia reconoció que 11 de sus ciudadanos continúan en Corea del Norte, a su vez todos ellos miembros de su embajada o familiares de esos funcionarios.

El primer ministro malasio Najib Razak acusó a Pyongyang de mantener como «rehenes» a este grupo y calificó la acción de «acto aborrecible».

«Es una total falta de respeto por todas las leyes internacionales y normas diplomáticas», añadió Razak, que ha convocado una reunión de emergencia de su gobierno.

La debacle en los contactos bilaterales entre ambos países constituye un significativo giro para dos naciones que mantenían excelentes relaciones desde la década de los 70. Malasia se había convertido en uno de los ejes principales de la actividad comercial norcoreana en el sudeste asiático y los críticos de Pyongyang siempre le habían recriminado su excesiva condescendencia con el estado comunista.

La policía malasia ha señalado la posible relación de al menos 8 norcoreanos con el homicidio de Kim Jong Nam, que se registró el pasado 13 de febrero, y que llevó a la detención de dos mujeres, las mismas a las que se acusa de haber aplicado el mortal agente VX a la víctima.

La investigación de Kuala Lumpur fue rechazada de plano por Pyongyang, lo que llevó a un rápido deterioro de las relaciones bilaterales que acabó con la expulsión mutua de embajadores y la suspensión del sistema de exención de visados del que se beneficiaban los norcoreanos que querían visitar Malasia.

Tensión en la Península

El choque entre Corea del Norte y el país del sudeste asiático se produce de forma paralela al incremento de la tensión en la Península ante el anuncio por parte de las autoridades de Corea del Sur de que ya han llegado al país las lanzaderas de cohetes y otros componentes del sistema antimisiles (conocido por las siglas THAAD), que podría entrar en funcionamiento el próximo mes de abril, según informó la agencia Yonhap.

La decisión de Seúl y Washington augura una implicación de China en todo este complejo brete ya que las autoridades de Pekín han declarado su total oposición a la presencia de ese sistema armamentístico al que acusan de poner en riesgo su seguridad.

Corea del Sur y EEUU afirman que el THAAD es una respuesta a la expansión del programa de misiles norcoreano, pero Pekín dice que sus radares tienen la capacidad de vigilar parte del territorio chino.

«Las continuas provocaciones de Corea del Norte, incluyendo el lanzamiento este lunes de varios misiles, sólo confirma la prudencia de desplegar el THAAD en Corea del Sur», afirmó el almirante Harry Harris, jefe de las fuerzas norteamericanas en el Pacífico y responsable del área de Corea, en un comunicado.

La agencia oficial norcoreana KCNA informó que el ensayo de los 4 cohetes fue supervisado por el propio Kim Jong Un y que tenía por objetivo entrenarse para «golpear las bases militares del agresor imperialista americano en Japón, si es necesario».

La reacción norcoreana es la habitual en unas fechas en las que la Península asiste a las maniobras anuales conjuntas de Corea del Sur y EEUU, que movilizan a cerca de 17.000 soldados estadounidenses y 290.000 militares surcoreanos, según Yonhap.

Estas prácticas incluyen el despliegue en la Península de armamento tan estratégico para EEUU como el portaaviones USS Carl Vinson, que llegará a Corea del Sur en los próximos días, o los aviones invisibles F-35B, y para Corea del Norte constituyen un ensayo para una posible invasión de su país.

Según KCNA, Kim Jong Un dijo que su ejército se encuentra en «alerta máxima frente a la situación dramática en curso, en la que una verdadera guerra puede estallar en cualquier momento».

El líder de Pyongyang añadió que sus tropas están preparadas para «reaccionar rápidamente, tomar posiciones y golpear a fin de poder abrir fuego y aniquilar a sus enemigos en cuanto las órdenes sean cursadas».

Los expertos continúan sin coincidir en la modalidad de misiles que lanzó Corea del Norte este lunes, aunque el estado mayor de la Defensa surcoreano opinó que se trataba de una versión mejorada de los tradicionales Scud. Tanto estos como los cohetes Rodong, presentes en gran número en el arsenal norcoreano, tienen capacidad para alcanzar las bases norteamericanas situadas en Okinawa, claves en la defensa del territorio japonés.

Washington y Tokio han solicitado una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU que se llevará a cabo este miércoles.

Donald Trump se comunicó con su homólogo japonés Shinzo Abe y según este último coincidieron en advertir que Corea del Norte ha entrado en «una nueva fase de amenaza» tras este lanzamiento múltiple.

«Trump me ha dicho que Estados Unidos está con Japón al cien por cien y me ha pedido que transmita este mensaje al pueblo japonés», declaró el jefe del gobierno japonés en declaraciones a los medios.

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