El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, habría planteado a Donald Trumpla invasión de Venezuela durante la reunión que ambos mandatarios mantuvieron en la Casa Blanca a finales de febrero. Así lo ha denunciado el líder bolivariano Nicolás Maduro, basándose en fuentes confidenciales, durante el encuentro de intelectuales amigos de la revolución para homenajear a Hugo Chávez en Caracas.
Maduro también acusó al mandatario sudamericano, con quien mantiene un duro rifirrafe diplomático desde la semana pasada, de animar a la Unidad Democrática para que se «vuelvan locos» en su cruzada contra el Gobierno. Una forma de decir, en el personal estilo dialéctico del presidente, que Kuczynski habría empujado a la oposición a rebelarse en las calles o a planificar un golpe de estado.
El chavismo acusa al dirigente peruano, quien ha abierto las fronteras de su país a los venezolanos en medio de su estampida migratoria, de insultar al «gentilicio americano» al llamar perros a los latinos. «Planteo levantar un movimiento de opinión, reacción y dignidad contra Kuczynski porque nos ofendió», clamó Maduro. Previamente, la canciller Delcy Rodríguez insultó al presidente peruano, a quien tildó de cobarde y «perro simpático» de los estadounidenses. El gobierno peruano reaccionó llamando a consultas a su embajador en Caracas.
«Venezuela está siendo objeto de una agresión brutal por parte del imperialismo norteamericano», repitió Maduro, que de momento sigue centrando sus ataques en Barack Obama para evitar una colisión con Trump. El mandatario aireó que «nadie niega» que Fidel Castroapoyó a la revolución chavista ante las «agresiones internacionales».
El encuentro de intelectuales, que contó con la presencia destacada del actor Danny Glover, se transformó en un pase de factura contra los enemigos de la revolución, con la excepción de Donald Trump, que volvió a salir indemne. Maduro atacó con saña a Luis Almagro, secretario general de la OEA, y le amenazó directamente, al asegurar que «Venezuela no va a soportar más conspiraciones de Almagro y sus socios mafiosos de Miami». El «hijo de Chávez», quien calificó como «mugre» a quien fuera canciller del uruguayo Pepe Mujica, insistió que «no podrán con nosotros, los vamos a derrotar por la calle del medio».
La tercera víctima de los ataques presidenciales fue el argentino Mauricio Macri: «espectro», «basura», «bodrio», culpable de la «masacre» que a su criterio vive el pueblo argentino…. «Que triste va a terminar la historia de un traidor, arrodillado (a Trump)», sentenció Maduro.
Los insultos y los ataques se transformaron en loas para su asesor favorito, el economista español Alfredo Serrano, cercano a Podemos y sustituto de Juan Carlos Monedero en el Palacio de Miraflores. «Quién duda que se parezca a Jesucristo», subrayó el presidente. Serrano, hombre clave en la economía venezolana, presentó un libro que resume las claves revolucionarias del momento.
El presidente volvió a reconocer que ve constantemente la televisión española, que Antena 3 es «muy buena, pero muy de derechas», incluso quiso bromear con el acento español pronunciando de forma fallida «La cesta» en vez de «La Sexta».
«Señores invitados internacionales, ustedes que vienen a comerse la comida de los venezolanos, en el país no hay alimentos. Nuestra moneda, señores invitados, se ha devaluado 11.139% con respecto al dólar en el tiempo que lleva Nicolás Maduro en el poder», criticó el gobernador Henrique Capriles.
Pese a la monumental crisis económica, social y política que sufre el país, Venezuela albergará en noviembre un congreso en homenaje al centenario de la revolución bolchevique, según adelantó Maduro, quien ha concedido el primer premio de derechos humanos Hugo Chávez a su gran aliado Vladimir Putin. El presidente aplaudió también a Lenin y Stalin. Caracas ha sustituido a Moscú y La Habana como capital de encuentros revolucionarios.