Hicieron votos, visten hábitos, bendicen a las plantas y cultivan marihuana en su jardín trasero.
Son las monjas del Valle, en California, Estados Unidos, que pese a su nombre ni pertenecen a una orden religiosa ni profesan la fe católica. Es una de las primeras cosas que dejan claro para evitar errores.
La fundadora de esta iniciativa es Christine Meeusen, de 57 años, conocida como hermana Kate, que empezó a vestirse de monja durante las protestas de Occupy Wall Street y que después continuó con su iniciativa cultivando el cannabis con fines curativos en una agrupación feminista que empoderara a las mujeres.
Las Hermanas del Valle -son siete- elaboran un ungüento con un componente no psicoactivo del cannabis, el cannabidiol, que distribuyen por correo postal a los clientes que tienen alrededor del mundo. El negocio marcha viento en popa y ellas se han hecho famosas como ‘las monjas de la marihuana’.