Diferentes sectores de sucesivos gobiernos de los EEUU, en su afán de imponer su modelo de “democracia” en el mundo, han utilizado todo tipo de injerencismo en aquellos países cuyos regímenes se oponen a sus pretensiones, desde la intervención armada directa, hasta operaciones encubiertas que realizan a través de supuestos organismos “independientes” que no son más que una extensión velada de estas políticas imperialistas.
Latinoamérica -y especialmente Nicaragua-, tiene una largo historial sobre este comportamiento abusivo y hasta criminal por parte los mencionados sectores de los EEUU. Recientemente, con la llegada al poder de administraciones de izquierda en nuestro país, al igual que en Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, entre otros, las amenazas del imperio persistieron.
Al verse imposibilitado de actuar de forma bélica contra nuestros países, los imperialistas optaron por una iniciativa que aunque ellos creen sutil, es denunciada a diario por los gobernantes de Nicaragua y demás naciones latinoamericanas afectadas, quienes acusan a ONG gringos que se hacen llamar “independientes”, pero que están en la nómina del Estado norteamericano.
Mediante procedimientos ilegales estas ONG estadounidenses se dan a la tarea de promover el desorden civil y el irrespeto a las leyes en países con gobiernos de izquierda. Estas operaciones de guerra no convencional (Golpe Suave) que se están aplicando en Nicaragua y actualmente con mayor fuerza en Venezuela, tienen su origen en los manuales del golpe suave, creados por el estadounidense Gene Sharp.
Estas maniobras encubiertas se han aplicado antes en países de Europa del Este y no han logrado mayor éxito en nuestro país ni en los otros de Latinoamérica en donde se están aplicando, con excepción de Venezuela, donde el los traidores internos y el injerencismo han llegado a tal extremo de tener a esa nación en crisis, con varias muertes en su sangriento palmarés.
Durante todos estos años, los grupitos llamados ONG opositores, tanto en Nicaragua, en Venezuela, Bolivia y Ecuador han sido ampliamente financiadas por la USAID, la National Endowment for Democracy (NED) y el Investigement Republican Institute (IRI), entre otros, es decir, todos ligados a sectores de poder del gobierno de los EEUU, inversión que a largo plazo esperan que rinda frutos.
En Nicaragua, además de los organismos antes mencionados, existen otros cuyo financiamiento a OGN opositores y movimientos políticos traidores busca elevar el hasta ahora inexistente “poder de convocatoria” de esos grupitos, con el fin de sembrar el caos y a la confrontación en la población nicaragüense.
En Venezuela, los opositores del presidente Nicolás Maduro se aferran a sus aspiraciones golpistas amparándose en la violencia, destrucción y muerte, además de la “mediación” de la OEA. En tanto, en Nicaragua, desengañados por su inoperancia y desesperados por su torpeza política, estos traidores recurren a legisladores gringos en busca de apoyo intervencionista.
Estos enemigos de Nicaragua se han coludido con senadores republicanos para crear la llamada Nica Act, con la que pretenden hacer algún tipo de presión al gobierno de nuestro país, en caso de que no se les cumpla con sus caprichos y demandas, mismas que nada tienen que ver con la democracia y los derechos ciudadanos con los que tanto alardean.