El Día Mundial del Orgullo Gay, es de amargura para algunas señoras en Nicaragua que contemplan la alegría de sus pares desde la oscuridad de sus closets. La agencia Efe reportó el carnaval que recorrió el martes algunas calles de Managua cobijado por enorme jolgorio.
“Nicaragua está dando pasos agigantados en la información con respecto a la comunidad diversa y eso nos llena mucho de orgullo y agradecimiento”, dijo Ximena Esquivel, una participante en la fiesta denominada de la “diversidad”.
Efe señala que la homosexualidad no es un tema tabú en Nicaragua, pero sus integrantes suelen sufrir los inconvenientes comunes de la diversidad sexual, como no delatarse por temor a sus padres, maltrato de las autoridades, discriminación, entre otros, según sus miembros.
Rabia en vez de alegría y colores
Hasta ahí, normal. Es lo que ocurre en la mayoría de países de nuestro entorno latinoamericano, aunque Nicaragua les ha sacado mucha ventaja en cuanto al respeto y la tolerancia.
Pero el odio patológico impide a muchos disfrutar de su propia fiesta. Es lo que ocurrió con la señora Azahálea Solís Román, quien en vez de vestir galas exóticas, zapatos de plataforma y agitar su bandera multicolor, prefirió verter una vez más su hiel sobre la miel que sus hermanos y hermanas disfrutaban.
Doña Azahálea no sintió ningún orgullo en el fondo de su armario. Algunos que la conocen aseguran que el aparentar cosas que no son, la han vuelto hosca y biliosa. Ni siquiera las agudezas de su pareja logran mejorar su huraño carácter.
Ni los cheques la cambian
Esta dama vivió el martes un día más de tormentos, pese a que los cheques que cambia cada mes producto de sus variados trabajos en ONG opositoras, deberían brindarle un semblante más amable.
Ella volcó su encono al ver la euforia de sus congéneres de la comunidad LGBT. Y la furia de ver felices a los otros, intentó disfrazarla con aderezos políticos. Azahálea aseguró en Confidencial que el gobierno sandinista quiere ser el dueño de la celebración de los gays.
Sostiene que el “régimen” los quiere convencer -al igual que a otros colectivos y sectores-, con migajas que deben agradecerse. Y claro, esta señora no está para menudencias si tiene por el mango la sartén del financiamiento desestabilizador.
Parece que quiere casarse
Sus iguales proclamaron en las calles capitalinas que “Juntos construimos Nicaragua”, pero a la señora Solís Román, que no respeta a nadie que no piense como ella, le preocupa su derecho a la vida privada, que desea constituir “sin limitaciones normativas, a la protección del patrimonio familiar inembargable y exento de cargas públicas”.
Exige además algo que no han logrado la mayoría de países: el matrimonio y la unión de hecho estable entre personas del mismo sexo. Si desea casarse con su pareja, bien puede hacerlo en las naciones donde lo permiten.
La atormentada Azahálea desdice de lo planteado por los marchistas al asegurar que ninguno de los derechos fundamentales les es garantizado a las personas de la diversidad sexual en el Código de Familia.
¿Frustración personal?
Es más bien la actitud de una persona paranoica que vive en zozobra quizás por sus torcidas andanzas en la política local o refleja una frustración personal al no poder vivir como las demás personas.
En el artículo que le publicó Carlos Fernando Chamorro, la señora indica que en el Código de la Familia “se violenta el principio de protección a la familia, el derecho a constituir familia, la supremacía constitucional, la aplicación inmediata de los derechos humanos, la libertad individual, el derecho a la diversidad, el derecho a la privacidad personal y familiar” y bla, bla, bla.
Es diversa y a nadie le importa
Es darse con la piedra en los dientes. Azahálea Solís Román es diversa y por ello nadie la condena. Goza además de todos los derechos ciudadanos, incluso el de despotricar a diario contra un gobierno que no es de su agrado.
A la par de su amada compañera y colega se las ve por todos lados y si no se toman de la mano, se besan y se abrazan en públicos es debido a sus propios complejos, no porque haya alguien que se los impida.
Como siempre, esta señora aborda otros temas de la vida nacional pero a manera de relleno, como para que sus lectores no piensen que su única preocupación es su libertad como persona perteneciente a la comunidad LGBT, pese a que no piensa como la mayoría de ellos.