América Latina ve con estupor la crisis catalana

Entre el estupor y la tristeza, intelectuales que vieron a España como un modelo para resolver conflictos por consenso, sienten ahora que esa imagen queda cuestionada.

 

América Latina tuvo durante décadas a la transición y la democracia española como un ejemplo a seguir en un continente azotado por sangrientas dictaduras militares. En los últimos años, sin embargo, España ha perdido presencia diplomática en la región. Ahora, la incapacidad de lograr consensos, el desafío de los independentistas catalanes y la virulencia con la que el Gobierno de Mariano Rajoy actuó el pasado domingo han causado estupor y tristeza entre decenas de intelectuales que sienten que la joven democracia -antaño guía para todos- ya no es el ejemplo a seguir para resolver conflictos.

Enrique Krauze, historiador mexicano.

«Lo último que necesitaba la España a la que admiramos los demócratas del mundo es la vuelta del odio que la desgarró en los años treinta. La historia y la vida española (su cultura, su arte, su pensamiento, su gente) no merecen esa vuelta al pasado, a las peores pasiones del pasado. La transición española fue el modelo que siguieron las latinoamericanas. Si España podía nosotros podemos, nos dijimos. Y la prueba del éxito está en la resistencia de la democracia en nuestros países, contra el viento y marea de las dictaduras y los populismos. Yo creo que la España democrática sigue estando en el corazón de los latinoamericanos, pero el gobierno español debe evitar a toda costa confrontaciones como las del 1 de octubre. Creo que la clave está en la paciencia no en la confrontación, como en el caso del Quebec canadiense».

Héctor Aguilar Camín, periodista y escritor mexicano.

«La crisis de Cataluña creo que ha sido una derrota para Rajoy y un triunfo absoluto del independentismo, pero un triunfo que, de seguir adelante, será pírrico para Cataluña. No debe escaparnos la noción de que, en el fondo, combaten aquí dos nacionalismos, el nacionalismo español a la Rajoy y PP, con su linaje franquista, y el de Cataluña, con su tinte Brexit: radical, oportunista y aventurero. Son nacionalismos hermanos y enemigos. Hay que pasar el pleito a otro lugar, que yo creo que es el de revisar la Constitución. Se dice muy fácil, desde luego. El hecho es que miramos desde fuera, desconcertados, con desasosiego y tristeza, lo que sucede en España. Están echando perder el arreglo político más venturoso de la historia de ese país: el de una Cataluña autónoma y próspera, dentro de España y una España unida y próspera, dentro de Europa».

Eduardo Sacheri, escritor y guionista argentino.

«Desde América Latina puede resultarnos un tanto difícil comprender esta crisis en toda su hondura, porque nuestros Estados, si bien tuvieron una construcción trabajosa, conflictiva y sangrienta, dejaron atrás hace muchos años esa conflictividad. Lo que más me preocupa es la interrupción del diálogo. El pasaje a una etapa de hechos consumados, de gestos definitivos, sin posible retroceso. Sea desde el punto de las pruebas de fuerza independentistas, sea desde ese cruce de Rubicón represivo de las fuerzas policiales españolas el domingo pasado. Creo que la España posterior a 1975 ha sido vista, por nuestros turbulentos estados nacionales latinoamericanos, como un ejemplo de construcción gradual de consensos, de recuperación de una normalidad cívica y democrática. En estas circunstancias, ese modelo parece puesto en cuestión hasta sus mismas bases».

Jorge Fernández Díaz, escritor argentino.

«A la distancia, ese referéndum parece técnica y políticamente esperpéntico, una obra maestra de la posverdad, y el carácter insurreccional que adoptó el conflicto me parece muy peligroso para todos, empezando por los propios catalanes. Lo que más me preocupa es la ineficacia del Gobierno español para gestionar este asunto: no supo evitarlo y no sabe resolverlo. Y con su torpeza del domingo logró victimizar y vigorizar a los independentistas. También se vislumbra una clara irresponsabilidad de sectores antisistema que se han metido alegremente dentro del conflicto regionalista para sacar partido. Me estremeció escuchar el mensaje del Rey, que marca el dramatismo de la hora. Este lío erosiona lamentablemente la idea de una España próspera y ejemplar: así la vimos durante décadas desde América latina. El resurgimiento de los nacionalismos y de otras pestes pone, además, en peligro a toda Europa, que ha sido un faro democrático y que, con su Estado de bienestar, nos han inspirado a los latinoamericanos. Todo ese mundo, todo ese castillo majestuoso, cruje en estos momentos ante nuestros ojos y para nuestro pesar”.

Héctor Abad Faciolince, escritor colombiano.

«Lo más triste es el odio entre primos hermanos. Sé que cada región española tiene su propio carácter, su propia idiosincrasia. Pero ahora se acentúan las diferencias con una retórica que bordea la violencia, porque está impregnada de odio y desprecio, y está instigada por odiadores profesionales en las redes sociales. Hay quienes quieren reventar Europa, el euro, la estabilidad social y económica. Los líderes de ambos lados sostienen posiciones irreconciliables, y así es imposible. Sería útil una crisis en ambos gobiernos: Generalitat y Estado español. Tal vez se requiera un acuerdo constitucional para crear un Reino Federal de España a imagen y semejanza de Alemania. Sajones y bávaros son más distintos que castellanos y catalanes. La Unión Europea es un referente de civilización para América Latina y para el mundo entero. Es la envidia del mundo; un proyecto imperfecto, pero el menos malo que existe, sobre todo ahora que Estados Unidos es una vergüenza. Es triste que incluso muchos europeos y muchos españoles, nostálgicos de guerras y luchas, quieren que España se desbarate como un prólogo del colapso de Europa. O triunfan la sensatez, la tolerancia y el diálogo, viejos valores europeos, o España y Europa entran en la senda del suicidio».

Alberto Barrera Tyszka, escritor venezolano.

«Lo que está ocurriendo en España es el triunfo de la violencia sobre la democracia. En todos los sentidos: el referendo es un fraude, una acción violenta en contra de los ciudadanos, y la respuesta del gobierno español ha sido salvaje. El mismo día, de muy distinta manera, hubo dos formas de violencia en contra de los ciudadanos. Me preocupa la legitimación que cada bando hace de su propia violencia. El Rajoy que critica a Maduro es el mismo Rajoy que reprime como Maduro y, luego, también al igual que el Presidente venezolano, sacraliza el ejercicio oficial de la violencia. Los latinoamericanos estamos viendo a una España que ha expulsado al discernimiento de la política. La ceguera de ambos bandos convierte el debate político en un melodrama emocional y violento».

Beatriz Sarlo, intelectual argentina.

«Las imágenes de enfrentamiento en España, sin ninguna razón histórica, evocan a la Guerra civil. Igual que a un argentino ver a un militar entrando con una bandera en una escuela le evoca la dictadura, no la patria, yo pienso en la Guerra Civil al ver esto. La situación me despierta mucho miedo. La transición española fue un ejemplo para América Latina, queríamos hacer los Pactos de la Moncloa acá, teníamos una visión fantástica de ese proceso. Coincidió con una política muy activa de Felipe González hacia Latinoamérica. Así que teníamos la imagen de España como modelo de un país que resuelve sus conflictos. Creo que la transición fue exitosísima, tiene una reconstrucción en el libro de Cercas [Anatomía de un instante] extraordinaria. Lo de Cataluña me evoca imágenes más arcaicas, de la Guerra Civil. No se pueden restituir fronteras que tienen siglos».

Claudia Piñeiro, escritora argentina.

“Lo vivo con mucha preocupación. Pensando todo el tiempo en los amigos que tengo allí. Llamándolos para ver cómo están. Cómo se sienten. Tratando de entender lo que sucede y las distintas posiciones, sabiendo que la mirada de extranjero muchas veces es sesgada. Lo que más me preocupa es la violencia. En Argentina tenemos una amarga experiencia al respecto. Creo que todos los actores de esta crisis tienen que ser muy responsables y cuidar a las personas. Pienso más en las personas que en España o en Cataluña. Siento pena y dolor. Los Estados, los gobiernos, los políticos, que se pongan a trabajar seriamente para solucionar esta crisis. En ese sentido veo mucha rigidez en las posturas cuando lo que se necesita es diálogo hasta lograr el consenso.

Roger Bartra, antropólogo de la Universidad Autónoma Nacional de México (UNAM).

«En España se está viviendo el duro enfrentamiento del nacionalismo de derecha catalán contra la democracia que se alcanzó con el Pacto de la Moncloa y que cristalizó en la Constitución. Este nacionalismo se ha aliado a lo que yo llamo una izquierda infrarrealista para dar un golpe de consecuencias terribles. El infrarrealismo ha contaminado el escenario político catalán, con el grupo soberanista que no entiende ni la realidad española ni el mundo que lo rodea. Lo que más me preocupa es que la tragedia catalana dejará heridas profundas. Un gran resentimiento y una inmensa amargura. La imagen de España, con un gobierno de derecha al que le falta la inteligencia de estadistas de calibre, queda muy dañada. El choque de las dos derechas, la catalana y la del gobierno en Madrid, no augura nada bueno. En Cataluña sus gobernantes han perdido el seny«.

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