Barack Obama en campaña contra Donald Trump

El presidente de Estados Unidos quiere preservar sus logros y ayudar a Hillary Clinton ante las elecciones de noviembre.

 

El presidente Barack Obama no se presenta a la reelección, pero prepara la que puede ser la campaña de su vida. Una victoria del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre no sólo pondría en riesgo los logros del demócrata Obama. La llegada a la Casa Blanca de un candidato que ha basado su campaña en la descalificación de inmigrantes latinos, musulmanes y aliados internacionales pondría en duda la posición de la primera potencia mundial. Trump se enfrentará a la probable candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton.

“¡Cuatro años más!”, gritó alguien del público, el domingo, mientras Obama pronunciaba el discurso de graduación en la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey). “No puedo”, sonrió el presidente.

La enmienda 22 de la Constitución, ratificada en 1951, prohíbe más de dos mandatos presidenciales. El segundo y último mandato de Obama, elegido en 2008, acaba el 20 de enero próximo. Él no es candidato, pero ya ha entrado en campaña.

En los últimos meses ha esbozado en varios discursos cuál será su argumento contra Trump, el constructor y showman televisivo que contra pronóstico se ha convertido en el candidato del Partido Republicano. La exsecretaria de Estado Clinton todavía no es la candidata del Partido Demócrata, pero matemáticamente su rival, el senador por Vermont Bernie Sanders, lo tiene casi imposible para evitarlo.

Obama cuestiona la premisa de la campaña de Trump, su eslogan Make America great again: Que América sea de nuevo un gran país. El eslogan da entender que hubo una edad de oro tras la cual EE UU entró en una decadencia imparable. Trump sostiene que sólo él frenará el declive. Sanders suscribe, con matices, la visión catastrofista. Clinton tampoco la cuestiona.

“América es un lugar mejor de lo que era cuando me gradué en la universidad”, dijo el 7 de mayo Obama en la ceremonia de graduación de Howard, la vieja universidad afroamericana en Washington. Citó la caída de la pobreza, el crimen y los embarazos de adolescentes, la mayor presencia de mujeres en la fuerza laboral y el aumento de afroamericanos con licenciaturas universitarias. “Resulta que [EE UU] también está mejor que cuando llegué al cargo”, añadió.

Los discursos de graduación son una tradición que el presidente puede usar para presentar su visión del mundo más allá de la pelea partidista. En Rutgers, sin citar a Trump, Obama entró directamente en la refriega.

“Cuando escuchéis a alguien suspirando por los viejos y buenos días, tomadlo con su grano de sal”, dijo. “El mundo está más interconectado que nunca, y cada día se conecta más”, dijo en otro momento. “Construir muros no lo va a cambiar”. Una de las propuestas estrella de Trump es construir un muro en la frontera entre México y EE UU.

Trump ha hecho bandera de su capacidad para quebrar el discurso políticamente correcto y llamar las cosas por su nombre. También ha demostrado un deficiente dominio de los temas de debate.

“En la política, la ignorancia no es una virtud”, dijo Obama. «No es cool no saber de qué estás hablando. Esto no es lo mismo que decir las cosas como son. No es desafiar la corrección política”. El presidente se preguntó por qué requerimos que un médico haya pasado por la escuela médica y en cambio se acepta que en la política pueda liderar quien no haya hecho nunca este trabajo y exhiba su ignorancia.

Aunque no ha apoyado abiertamente a Clinton en las primarias contra Sanders, Obama ha dado a entender que es ella, su exsecretaria de Estado, quien mejor continuará sus políticas. Colaboradores clave en la Casa Blanca de Obama y en sus pasadas campañas electorales —incluida la que le enfrentó a Clinton en 2008— trabajan ahora para Clinton.

El presidente no tendrá miedo de embarrarse para ayudarla ante Trump. Es su última campaña.

Hillary ve a Bill como asesor económico

¿Qué hacer con Bill? Este es uno de los problemas que se plantea a la aspirante demócrata Hillary Clinton ante las elecciones presidenciales del 8 de noviembre. El papel de Bill Clinton en la campaña es ambivalente. Dispone de un enorme talento para conectar con los votantes, su famosa empatía, pero ya no está tan en forma como en los años noventa, cuando era presidente, y a veces se sale del guion. Tampoco está claro qué papel asumirá si Hillary se convierte en presidenta. Es difícil imaginarlo en las funciones tradicionales de la primera dama. En un mitin en Kentucky, Hillary dio a entender que le encargaría “revitalizar la economía”. “Sabe cómo hacerlo”, dijo, sin especificar la naturaleza del cargo.

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