En 1982, el gobierno sandinista privatizó el Ingenio Monte Rosa, ubicado en Chinandega, a un costo de US$ 6,460,000.00. (Seis millones, cuatrocientos sesenta mil dólares), pagando en efectivo a los hermanos Lacayo Montealegre US$ 750,000.00., y asumiendo pasivos o deudas por US$ 5,710,000.00.
Es decir, no fue confiscado, era una empresa en quiebra con enormes adeudos que sus dueños entregaron de buena gana, recibiendo aún mejor los 750 mil dólares que les dieron en compensación.
Diez años después, la familia Lacayo Montealegre apeló a la lógica justiciera del entonces vicepresidente Enrique Bolaños, basada en que todo lo que había hecho el sandinismo estaba mal, quien les devolvió el ingenio azucarero por 2 millones y medio de dólares y les permitió pagarlo con créditos blandos, a diez años de plazo y en córdobas.
Para demostrar que mandaba, ordenó al desaparecido Banco Nacional de Desarrollo (Banades), prestara un millón de dólares a los afortunados azucareros, quienes de paso fueron eximidos otra vez de deudas, esta vez con el INSS, el Ministerio de Finanzas, alcaldías y cualquier otra.
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