El escándalo en torno a las denuncias de las exesposas de Rob Porter, uno de los principales asesores del presidente Donald Trump, refleja caos y fisuras existentes en la Casa Blanca.
Las féminas aseguran que Porter las sometió a actos violentos y abusos sexuales durante el tiempo en que convivieron con él, lo que provocó un fuerte debate en las últimas semanas.
El hecho salió a colación una vez más este martes, durante una audiencia en el Comité de Inteligencia del Senado, donde el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI), Christopher Wray, dio una versión diferente a la proporcionada por la mansión ejecutiva en este caso.
Wray dijo que las comprobaciones de los antecedentes de Porter concluyeron en julio de 2017, pero en noviembre del mismo año y en enero de 2018 encontraron nuevas informaciones que entregaron de inmediato a los funcionarios correspondientes.
El alto funcionario aseguró que en marzo de 2017 la entidad que dirige expresó preocupaciones sobre el otorgamiento de la autorización de seguridad (security clearance, SC) al asistente.
Sin embargo, la secretaria de prensa de la Casa Blanca declaró el lunes que el equipo de Trump conoció el asunto el martes de la semana pasada.
El jefe del FBI dijo hoy en el panel senatorial que confía en que en este caso en particular se cumplieron todos los requisitos propios de una investigación de antecedentes que incluye un conjunto amplio de lineamientos, protocolos y acuerdos vigentes durante más de 20 años, aunque hay un límite en lo que podía decir al respecto.
La audiencia también abordó otras temáticas clave en la actual situación de turbulencia en la mansión ejecutiva, en particular el recién publicado memorando republicano acerca de las supuestas irregularidades del FBI en la pesquisa sobre la supuesta injerencia rusa en las presidenciales de 2016.
Pero en este contexto sale a relucir el jefe de gabinete, John Kelly, a quien uno de sus asistentes más cercanos- sin identificar- según el sitio digital Politico, calificó de inspirador de toda esta crisis de confianza y en los últimos días varios medios de prensa se hacen eco de la posible renuncia del exgeneral, quien se supone llegó a la mansión ejecutiva con la difícil tarea de imponer el orden y la decencia.
Docenas de funcionarios que laboran cerca del mandatario no han recibido la SC requerida por parte de las instituciones encargadas de hacerlo, una situación prácticamente sin precedentes, por lo que muchos de ellos no tienen el visto bueno para trabajar en puestos altamente sensibles.
Según el abogado Brent Budowsky, exmiembro de los equipos de trabajo de varios legisladores, todo esto ‘es parte de un problema mayor que crea serios y continuos peligros para la seguridad nacional del país’.
Altos asesores aparecieron en la televisión el domingo para defender la respuesta de la Casa Blanca, una tarea difícil pues el Presidente calificó en privado a su exasesor, quien renunció para evitar males mayores, de ‘cachorro enfermo’, pero después defendió en público su inocencia y lo destacó como profesional estelar.
La cadena CNN asegura que varios funcionarios del Gobierno, incluido Kelly, estaban al tanto de las acusaciones antes de que estas salieran a la luz, lo que complica el escándalo y revela algún margen de negligencia.
En medio de toda esa confusión, algunos medios recordaron las acusaciones de al menos 15 mujeres contra Trump por conducta sexual inapropiada antes de convertirse en Presidente, 13 de las cuales aseguran que él las atacó directamente, pero nunca hubo ningún asomo de investigación sobre el tema.
Voceros de la Casa Blanca salieron al paso de inmediato a las alegaciones y señalaron que estas tuvieron lugar mucho antes de que Trump resultara electo a la presidencia.
De hecho, en la actual sumatoria de escándalos, las aguas aún no alcanzan su máximo nivel y pueden subir más, en medio de otros enredos que afectan al jefe del Ejecutivo, en un año de elecciones legislativas de medio término
La oposición demócrata toma nota de todo esto y prepara la contraofensiva, pues a juzgar por algunos expertos, aspira a recuperar la mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes, o al menos disminuir la desventaja que ahora tienen. En eso trabajan, con la ayuda involuntaria de Trump y sus asesores.