Cinismo gringo tras destrucción de Libia

El colmo del cinismo. El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, aseguró el miércoles al Congreso de su país que Libia se convertirá en un Estado fallido si las facciones del país no se unen, informa Reuters.

 

Sesuda declaración tras destruir la Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular Socialista en 2011 y asesinar a su líder, el coronel Muamar el Gadafi. Tras la muerte del mandatario, sobrevinieron la debacle y el infierno en la gran nación árabe.

«Hemos trabajado muy duro estos últimos meses para reunir y formar un Gobierno en Trípoli» pero, «si no logran alcanzar un acuerdo, entonces sí, Libia será un Estado fallido», ha indicado Kerry a los legisladores estadounidenses.

«Que Libia se reconstruya por cuenta propia»

Al repasar los objetivos diplomáticos de EE.UU., Kerry especificó que Washington «trata de poner fin a los conflictos que alimentan el extremismo» tanto en Libia como en Yemen.

Sin embargo, el secretario de Estado afirmó que «no nos debe costar toda una vida [a Washington]» salvar al país magrebí. «Libia puede pagar por la propia reconstrucción de su propio país», ya que «es un país rico».

Sin embargo, las cifras muestran otra cosa. Hasta la intervención de la OTAN, Libia, rica gracias a su petróleo, era considerada una de las economías más prósperas de la región con más de 14.000 de dólares PIB per cápita en el año 2008. Para el año 2011, ese número había caído a 5.517 dólares y solo logró alcanzar los 1.000 dólares en 2014.

Un mejor futuro prometido a Libia que nunca llegó

Las palabras de Kerry son de particular interés debido a que precisamente la OTAN intervino en 2011 en el país magrebí contra las fuerzas del exlíder Muammar el Gaddafi, dejándolo sumido en el caos.

Después del asesinato de Gaddafi Libia ha quedado dividida por dos facciones que aspiran al poder. Tras las elecciones de 2014, un órgano dominado por los islamistas se estableció en Trípoli, en el oeste del país, mientras que el poder reconocido a nivel internacional se basa en la ciudad oriental de Tobruk. Casi cinco años después de la intervención militar de Occidente, Libia ha quedado reducida a ruinas y sufre vacío de poder, mientras que el Estado Islámico sigue avanzando en el país.

Cuando Occidente intervino para derrocar a Gaddafi, prometió al pueblo libio un mejor futuro, democracia y estabilidad. La situación actual tiene poco que ver con estas intenciones, mientras Libia debe resolver sus problemas «por cuenta propia». Muchos refugiados comenzaron a huir de Libia en medio de la pobreza para buscar una vida mejor en Europa.

Agresión podría repetirse

Asimismo, existe el riesgo de que la triste historia se repita para Libia. Washington contempla una «opción militar» en el Estado magrebí con el objetivo de frenar al movimiento yihadista del Estado Islámico, informa el periódico británico ‘The Guardian’.

Mientras tanto, Libia intenta salvarse a sí misma. Una mayoría de miembros –100 de 196– del Parlamento reconocido internacionalmente en Tobruk, firmó una declaración confirmando que están de acuerdo con el plan para establecer un gobierno de unidad con sus rivales asentados en Trípoli.

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