Es de suma preocupación entre la comunidad costarricense e importantes conglomerados políticos de ese país, la ambivalente y confusa posición de jerarcas del actual gobierno de Costa Rica, en relación con la violencia promovida artificialmente desde tinglados opositores y fuerzas externas intervencionistas, dirigida a vulnerar la tranquilidad del pueblo nicaragüense.
No es solamente la difusa actitud en momentos en que se está desestabilizando un gobierno constitucional legítimamente electo. Es además, el disimulo y silencio cómplice frente a las atrocidades de actos vandálicos y el salvajismo de hordas de forajidos, actuando ilícitamente con vínculos en Costa Rica; que estrangulan la paz, arrasan la seguridad ciudadana reconocida internacionalmente, en un país hermano, con el que se mantiene relaciones diplomáticas, comerciales y de amistad, consistentes, constructivas y perdurables.
Informaciones de fuentes anónimas indican que servicios de seguridad en Costa Rica han detectado y corroborado que el conocido criminal de guerra venezolano Henry López Cisco, se encuentra implicado en actividades ilegales en el país, y particularmente, parece estar envuelto en el complot que se ha tejido con el propósito de tumbar el gobierno constitucional de Nicaragua.
Lo grave desde cualquier ética política es que en la segunda administración del funestamente glorificado con el “Premio Nobel de la Paz”: Oscar Arias Sánchez, se le concediera refugio al golpista, matón y torturador Henry López Sisco, que es requerido por la justicia Bolivariana de Venezuela. “López Sisco vive en Costa Rica desde el 2006 y en el 2008 obtuvo la condición de refugiado, que en principio impediría que sea extraditado, según la ley de Migración. Sin embargo, las autoridades costarricenses tienen la potestad de revocar su estatuto si consideran que cometió crímenes”.
Documentación fidedigna confirma que este terrorista conocido internacionalmente por estar enredado en numerosas masacres, conspiraciones e intentonas de golpes de Estado y, otras fechorías contra líderes de la República Bolivariana de Venezuela, está participando en operaciones de agresión a Nicaragua.
Sobre Henry López Sisco “terrorista de Estado” “pesan diversos delitos por las masacres de Cantaura (1982), Yumare(1986), El Amparo (1988), el Caracazo (1989), además de ser responsable de organizar el asedio a la embajada de Cuba (2002), estaría vinculado con José Sánchez Masuco, organizando actividades de “autodefensa” en el estado Zulia”.
Se ha filtrado de información fehaciente que desde territorio costarricense está adiestrando y preparando en actividades de sabotaje, atentados dinamiteros y asaltos armados contra la población civil y objetivos estratégicos del Estado Nicaragüense, a elementos sediciosos, delincuentes y mercenarios, involucrados en la actual campaña de desestabilización, el bandidaje y la barbarie que se motorizado con el impune objetivo, de dar un golpe de Estado al presidente democráticamente elegido Daniel Ortega Saavedra.
Se vincula a este asesino confeso con las organizaciones no gubernamentales de Nicaragua; “Movimiento por Nicaragua” y “Hagamos Democracia”, las cuales abiertamente se han involucrado, en distintos momentos de los últimos 16 años de administraciones del frente Sandinista de Liberación Nacional, en actos de boicot y violencia contra las instituciones de Nicaragua.
De la misma manera, estas estructuras políticas arriba mencionadas han recibido financiamiento de agencias y fundaciones sirven de vitrina jurídica a la “Agencia Central de Inteligencia CIA”, para urdir injerencismo y orquestar el caos político contra Estados independientes, que la estrategia recolonizadora de los Estados Unidos ha sentenciado al exterminio.
Se señalan a individuos de esas agrupaciones en faenas proselitistas y sospechosas, en diversos lugares de Costa Rica, estableciendo contacto con nicaragüenses migrantes y en maquinaciones con el susodicho López Sisco.
Tales agencias como la National Endowment forDemocracy (NED), Agencia para el Desarrollo Internacional de los EEUU (USAID), el Instituto Republicano Internacional IRI, el National Democratic Institute (NDI) y Freedom House” que hoy auspician y suministran los dólares envenenados por el narcotráfico y empapados de sangre, para la guerra no convencional y el golpe de Estado en Nicaragua, constituyen las mismas plataformas utilizadas por la administración de Ronald Reagan en la década de los 80s, para aupar y servir de pantalla a la guerra sucia contra la Revolución Popular Sandinista.
Una agresión genocida de las bandas mercenarias y terroristas de la “contra”, que diseminaron masacres, horror y sufrimiento en tierras nicaragüenses, para lo cual utilizaron, en franca laceración de la soberanía, los territorios de Honduras y Costa Rica.
La trama de la actualidad obedece a un plan político militar de desestabilización y dominación de Nicaragua, como los fraguados para agredir, bloquear, atenazar, intervenir en países independientes y en proceso de cambio, como Cuba socialista, la República Bolivariana de Venezuela y el Estado Plurinacional de Bolivia. Todos estos países soberanos junto a Nicaragua lideran como mascarón de proa, el proyecto de integración política denominado Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América ALBA-TCP.
Para el control de la llamada “sociedad civil” los servicios secretos y el Departamento de Estado de Estados Unidos, aplican un guión similar creando una “Oficina de Iniciativas de Transición OTI”, bajo la dirección de la USAID, que para Venezuela operó con una empresa subcontratista DAI, en Nicaragua de la mano del programa “Cam Transparencia” manejado por una sucursal de la transnacional paramilitar “DynCorp”.
“La empresa Eagle Aviation Services and Technology, Inc. –EAST-, subcontratada por la DynCorp, ayudo al teniente coronel Oliver North, durante el escándalo Irán – Contras de los años ochenta, a transportar armas y municiones para los insurgentes nicaragüenses en su lucha contra el gobierno sandinista”.
La EAEST-inc.; construyó pistas de aviación en la frontera norte de Costa Rica, en las cuales aterrizaban aviones contratados por la CIA y el teniente Coronel de la Fuerza Aérea del Pentágono retirado, Richard Gadd, donde se descargaban armas para la “contra” anti-nicaragüense y se cargaba drogas del Cártel de Medellín.
Personajes siniestros como los cabecillas del lobby cubano-americano, senadores y otros pandilleros de la falange contrarrevolucionaria de Florida como Ted Cruz, Marco Rubio, Bob Menéndez, Marco Rubio, Albio Sires e Ileana Ross-Lehtinen, están instigando la agresión unilateral y arbitraria del Congreso de EE UU a Nicaragua, con la Nica-Act. También, están canalizando millones de dólares para las ONG’s, que mecanizan la sedición desde la “sociedad civil”.
En múltiples reportajes periodísticos y geopolíticos se analiza el papel de estos incitadores al golpe de Estado y la desestabilización de la sociedad nicaragüense. Los mismos se encuentran involucrados en la estructuración y financiamiento de una versión actualizada de bandas “contras”, la presunta Coordinadora Guerrillera Nicaragüense (CGN). Serían organizadas, adiestradas y armadas en territorios limítrofes de Honduras y Costa Rica, para inundar de sangre a Nicaragua en nombre de la “primavera” fascista “de colores” que han motorizado.
Conociendo las aristas de “la mafia monroeista y anti-cubana de Miami”, con sus ajetreos estratégicos de la guerra de baja intensidad e intervencionismo, que atropella el derecho internacional y violenta la autodeterminación de los pueblos de la región, es imposible quedarse impávido ante los encuentros sostenidos por el ex presidente Solís Rivera, el Presidente Carlos Alvarado y algunos de los funcionarios de la administración costarricense actual, con semejantes promotores de la hostilidad, el odio y la guerra.
Es a todas luces peligroso el zigzagueo grotesco y escabroso del gobierno costarricense, en un contexto de excepcional violencia y barbarie que se atiza en Nicaragua, con el evidente objetivo de arruinar los avances sociales y económicos alcanzados por el gobierno democrático del Frente Sandinista de Liberación Nacional, y someter a Nicaragua a una guerra sucia facturada y financiada en Washington, bajo la doctrina de “cambio de régimen”, que puede extender un incendio belicista que llegue a quemar a Costa Rica y otras naciones de América Central.
*Oscar Barrantes Rodríguez
Círculo Bolivariano Yamileth López (CBYLO)
Centro Popular Costarricense de Estudios Sociales (CPCES)