- “Me podrán meter presa, pero no me van a callar”, señala
- Jurista considera irracional imputación a la expresidenta
- Exmandatararia alerta que intentan privarla de libertad
La ex presidenta argentina Cristina Fernández fustigó al juez Claudio Bonadio, a quien le criticó su manifiesta arbitrariedad, ilegalidad e incompetencia técnica y profesional, al presentarse a declarar en su juzgado.
Cristina Fernández respondió a la citación que le hizo el magistrado para que declarara en la causa sobre presuntas irregularidades en la venta de dólar futuro.
La denuncia primero la lanzó el diario Clarín y posteriormente recurrieron a ella, pero sin presentar pruebas, el diputado Mario Negri y el senador Federico Pinedo, ambos de la oficialista alianza Cambiemos. Así, de mediática pasó a ser judicial.
Después de su presentación en la que mostró una carta de descargo en vez de responder preguntas a Bonadio y un discurso público ante más de 200 mil simpatizantes que se concentraron frente al edificio de tribunales de Cómodo Py, comenzaron a circular versiones de lo que sucedió en la privacidad del juzgado.
En su portal digital, el diario La Nación señala que fuentes judiciales le confirmaron que la expresidenta recusó al magistrado, que la acusa de haber ordenado una maniobra irregular que le provoca una millonaria pérdida al Estado.
Durante la indagatoria Fernández le recordó al magistrado que tiene «absolutamente prohibido» actuar en política, porque los jueces «deben administrar justicia igualitaria para todos los ciudadanos» y le comunicó su negativa a someterse a un cuestionario.
Según trascendió, durante el encuentro cara a cara con Bonadío, la exmandataria le dijo que las acusaciones que se le hicieron «no tienen el menor asidero jurídico y técnico», según informan otros medios.
Diario Registrado reporta que le recordó al juez haber tenido «actitudes y otras intervenciones» en público que lo convierten en «arbitrario, parcial, orientado políticamente y no en cuanto a política judicial».
«Contestar preguntas no haría más que convalidar su manifiesta arbitrariedad, ilegalidad e incompetencia técnica y profesional», añadió para negarse a responder las requisitorias que tenían preparadas el juez y el fiscal federal Eduardo Taiano.
Cristina Fernández remarcó que el actual gobierno y sus partidarios «pretenden colocarnos como culpables de las decisiones que ellos adoptaron», en referencia de la devaluación decretada que depreció el peso argentino y disparó la carestía de la vida.
En su carta de descargo, esbozó cómo los proyectos populares fueron atacados en el pasado por presunta corrupción tras su derrocamiento por golpes militares. Recordó el de 1930 contra Hipólito Yrigoyen y el de 1955 contra Juan Domingo Perón.
«Sin embargo, una vez más la historia se repite y el pasado vuelve a atrapar a los argentinos: endeudamiento, devaluación, despidos, persecuciones políticas, tarifazos en servicios públicos esenciales e indispensables, estampidas imparables de precios, comercios cerrados, industrias en crisis, censura y cercenamiento a la libertad de expresión», enumeró.
Esas son -recalcó- «algunas de las calamidades que el nuevo Gobierno ha provocado en apenas 120 días», lo cual calificó que de verdadera tragedia se convierte en comedia cuando los rostros de quienes se quieren presentar ante los argentinos como cruzados contra la corrupción, son los mismos que durante los años 80 y los 90 formaron parte de la «Patria Contratista».
Cristina Fernández sostuvo que con esta causa y otras en la madeja legal argentina pretenden ocultar las penurias en la que están sumiendo al país y, de paso, ocultar el escándalo internacional en que está implicado el presidente Mauricio Macri, su familia y funcionarios de su gobierno por los Panamá Papers.