Las ONG opositoras no ocultan su parcialidad a favor de los que practican el antisandinismo. Son como imanes, se atraen de inmediato y si están alejados, se buscan. ¿Será casualidad que tanto el CENIDH como la CPDH hayan hecho buenas migas incluso con grupos delincuenciales que se autollaman “rearmados”?
Hubo gente de la Contra que nunca dejó las armas. Pasaron de ser mercenarios pagados por el gobierno de Estados Unidos, a delincuentes comunes que han sobrevivido a base de secuestros, asaltos, robos, tráfico de droga y asesinatos.
Su accionar lo han centrado en la zona fronteriza con Honduras, por lo que les ha resultado fácil en la mayoría de casos escapar de los operativos del Ejército y la Policía Nacional.
Larga impronta criminal
Algunos cabecillas de bandas que hoy son llamados “comandantes” por La Prensa y otros medios de la familia Chamorro, fueron capturados por la Policía durante gobiernos pasados por delitos similares a los que hoy realizan, y puestos en libertad tras ser reconvenidos, a fin de mantener la política de reconciliación con los ex Contras.
Pero el asunto es que se trata de gente que no sabe hacer otra cosa que vivir de los frutos de la violencia. Es lo que aprendieron cuando eran jóvenes con la contrarrevolución. Tras desalzarse vendieron las tierras y malgastaron el dinero que les dieron, y volvieron a las andadas subsistiendo de la delincuencia.
Reagan los dijo que eran “héroes”
Hay otros que agarraron la vara en cuanto a la exaltación que de sus crímenes hicieron Ronald Reagan y George Bush padre. Están convencidos de que no perdieron la guerra y que estaban a punto de derrocar al gobierno sandinista en los años 80.
La mayoría de ex contras se dedicaron a rehacer su vida viviendo en paz con sus vecinos sandinistas o de otras preferencias políticas.
Hubo sin embargo algunos que estuvieron ligados íntimamente al somocismo -ellos mismos o a través de sus familias-, y nunca se consolaron con la pérdida de sus privilegios, que eran enormes.
Los oportunistas
Hay otros que apoyaron al sandinismo en la lucha contra Somoza, disfrutaron de las mieles del poder en los años 80, y tras la pérdida electoral de 1990, reacomodaron su vida con los neoliberales hasta con(fundirse) con ellos debido a su procedencia de clase.
Ya no tienen prerrogativas en esta etapa revolucionaria y por lo tanto no desean que gobierne el FSLN. Por eso aparecen en el chacuatol opositor que financiado por la USAID, NED, IRI, NDI y otros organismos gringos, busca aplicar la nueva forma de botar gobiernos impulsada por Estados Unidos, consistente en los “golpes suaves”.
Son movilizaciones políticas
No son acciones aisladas. El MRS está liderando acciones violentas en la ruta del canal interoceánico y sus “cuadros” ya desnudaron el miércoles sus verdaderas intenciones.
No son sus tierras las que les preocupan, muchas abandonadas o sin vocación agrícola. Enunciaron que buscan cambiar al actual gobierno. Es decir, se movilizan por motivos político-conspirativos, sin embargo, exigen que se les trate como a pobres ciudadanos afligidos por sus propiedades.
La mayoría no tiene ni idea de lo que significa un canal interoceánico para Nicaragua, no obstante, han sido inducidos a la intransigencia alegando que sus tierras no están en venta y que las “defenderán”. Como si alguien los estuviera atacando. Lo que se les ha dicho es que se las pagarán a precios justos, a como ocurriría en cualquier otro país civilizado.
Es el MRS disfrazado
Hasta la fecha se han realizado 47 marchas sin los resultados que esperaban, pues la mayoría de la población nicaragüense continúa apoyando la construcción del canal.
Quizás por eso han elevado la parada y en busca de llamar más la atención, incorporan ahora en sud demandas que se derogue la Ley que le dio la concesión al grupo HKND, aparte de “recuperar la democracia, institucionalidad de los poderes del Estado y por garantías de elecciones transparentes en 2016”.
Demasiado parecido al MRS, o sea, el denominado Consejo Nacional por la Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía, liderado “casualmente” por el militante del partido naranja, Octavio Ortega Arana, se comporta ya como un partido político, que es lo que se planteaba la dirigencia emerrecista desde un inicio como estrategia para las elecciones del año próximo.
La orden es escalar la violencia. Esperamos que recapaciten por el bien de ellos mismos y de Nicaragua.