Desde que fue electo vicepresidente de Nicaragua, el Ing. Enrique Bolaños se propuso favorecer a sus “ciudadanos”, que no eran otros que los somocistas confiscados, cuyas propiedades fueron distribuidas bajo leyes bautizadas por los mismos desplazados del poder como de la “piñata”.
Le entró desesperación a Bolaños y prácticamente emplazó al presidente Arnoldo Alemán, para que desistiera de dialogar con el FSLN en busca de una solución al problema de la propiedad.
El hombre de El Raizón quería devolver todo y solo dejar las propiedades a la gente de los asentamientos precarios, pero compensando a los confiscados, muchos de los cuales ya habían sido indemnizados por el gobierno de la señora Violeta Barrios de Chamorro.
“El confiscado no encuentra a quién pedir justicia a pesar de nuestro compromiso de campaña”, le dijo Bolaños a Alemán en una carta que publica ahora Nicaleaks.
Haga “click” en el PDF para ver el documento: