Duro de roer le salió el tal Frank Viales al estafador Gerardo Sánchez. Parecía ser el único que no se cegó por el odio anti sandinista y puso atención a todos los errores y mentiras en que incurre el “comandante Roberto Palacios” cuando intenta deslumbrar a sus reclutas.
Aunque la verdad es que se trató más del encuentro de dos egos. Viales se percató de las deficiencias culturales de Sánchez y trató de apabullarlo. El otro se sintió ninguneado y se impuso como “reclutador” nombrando a una presunta jefatura que respaldaba su dicho.
Un diálogo entre “la piedra y el coyol”. Ambos trataban de impresionarse con presuntos conocimientos militares y de Inteligencia. Y con extrema desconfianza por aquello de que “gato no come gato”.
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