DILMA JUEGA A GANAR

La presidenta de Brasil explicó que continúa con confianza porque tendrá los votos suficientes para evitar que la oposición llegue a los 342 necesarios para elevar el juicio al Senado y acelerar su caída.

 

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó ayer que luchará hasta las últimas instancias para evitar el juicio político que se votará el domingo en Diputados. Remarcó que se trata de un golpe y convocó a un pacto nacional sin vencedores ni vencidos en caso de que no se apruebe la destitución.

“Voy a luchar hasta el último minuto del segundo tiempo. Tenemos todas las condiciones para derrotar al impeachment”, afirmó Rousseff a un grupo de periodistas que reunió en el Palacio del Planalto, con los que conversó por más de dos horas. Explicó que continúa con confianza porque tendrá los votos suficientes para evitar que la oposición llegue a los 342 necesarios para elevar el juicio al Senado y acelerar su caída.

En caso de conservar el mando, dijo, llamará a un pacto con todas las fuerzas políticas, los empresarios, trabajadores y movimientos sociales. Si se produjese su derrota, admitió que ya no tendría más fuerza para participar en el gobierno: “Seré una carta fuera del mazo” y agregó: “La aprobación sin pruebas marcará profundamente, indeleblemente, la historia del presidencialismo en Brasil”.

Los diputados decididos a votar por la destitución pasaron de 234 el 5 de abril a 302 actualmente, según el diario O Estado de São Paulo. El número de adversarios también creció pero en menor cantidad, de 110 a 125 en el mismo período. A su vez, había 44 indecisos y 42 que se negaron a responder.

La base que la mandataria tenía en el Congreso se ha reducido debido a que perdió aliados del Partido Progresista (PP) y del Partido Republicano Brasileño (PRB), que suman 69 diputados. “Yo no estaba de acuerdo con votar el impeachment pero acaté la decisión del bloque”, dijo el presidente del PP, Ciro Nogueira. También el ministro de ciudades Gilberto Kassab, del Partido Social Demócrata (PSD), advirtió que la mayoría de sus diputados estaban a favor del impeachment. Aunque Dilma dijo que no se ve fuera de la presidencia, aceptó que no sería una mala idea llamar a elecciones anticipadas si eso sucede, en vez de permitir que su vice, Michel Temer, complete el mandato presidencial.

Para Rousseff no hay duda de que los que defienden la interrupción del mandato son golpistas. “Hay un golpe en marcha por parte de conspiradores. Habrá consecuencias para quien lo apoye”, afirmó. Además, identificó como ejecutores a Temer y al presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha: “No puedo saber cuál de los dos es el jefe o el subjefe del golpe. Ellos son socios. Ninguno es ingenuo. Tienen una profunda sociedad”. Tras divulgarse un audio en el que Temer parece dar como un hecho la destitución y pide construir un gobierno de salvación nacional, la presidenta dijo que se cayeron las máscaras de los golpistas. En la misma bolsa colocó a los empresarios que están financiando acciones a favor del impeachment, y expresó que no haría distinciones porque todos tienen un papel igual.

Mientras tanto el vicepresidente de Brasil manifestó estar preparado para asumir como jefe de Estado en el caso de que el Congreso destituya a Rousseff. “Si el destino me lleva a esta función, y aclaro que hay que esperar los acontecimientos, estaré preparado, porque lo que pauta mi actividad es exactamente el diálogo. No es que yo solo sea capaz individualmente, pero sé de la fuerza del diálogo con varios sectores para salir de la crisis”, aseveró en una entrevista con el canal opositor Globonews y el portal del O Estado de São Paulo.

Temer, titular con licencia del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMBD), rompió con la presidenta hace dos semanas y aceleró los planes de su aliado Cunha. Temer se encargó de asegurar que si la oposición es derrotada el domingo continuará en el cargo por su convivencia con el gobierno que siempre fue institucional. Sin embargo, cuando Rousseff lo denunció de estar al frente del golpe, dijo que se sentía obligado de guerrear. Dijo que está dispuesto a terminar el mandato de Rousseff hasta el 31 de diciembre de 2018, y descartó la idea de adelantar las elecciones. Cercano a Temer, el opositor Moreira Franco del PMBD acusó al gobierno de buscar apoyos a través de la oferta de cargos en el gabinete: “Los ministros de Rousseff están trabajando todo el día para atraer el voto de diputados e impedir que el próximo fin de semana el Plenario de la Cámara baja apruebe la apertura del proceso. Ellos están pagando al contado con puestos en ministerios o empresas públicas”.

Por su parte, Cunha pidió al Supremo Tribunal Federal (STF) que anule la medida cautelar que lo obligaba a aceptar el juicio político contra Temer. Según dijo Temer, la medida cautelar del juez de la máxima corte, Marco Aurelio Mello, es abusiva. Este último había dado curso a una solicitud de impeachment para Temer porque había firmado decretos de alteraciones en los créditos públicos dentro del presupuesto al lado de Rousseff. La cautelar obliga a Cunha a conformar una comisión especial para Temer, algo que el jefe de Diputados se venía negando.

En otra movida sorpresiva, Cunha anunció que el domingo la programación de los votos comenzará con los legisladores de los estados del sur. El Partido de los Trabajadores (PT) no tardó en reaccionar. Peticionó al STF que el orden de llamada para que voten los diputados sea alfabético y no por región. “La estrategia de Cunha es ilegal y una táctica cínica para asegurar que los oponentes ganen,” dice un comunicado del partido. Los votantes del sur tienen una mayoría opositora y podrían influir la decisión de que aquellos políticos del norte que estaban indecisos, señala el comunicado del PT.

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