* Entre 1981 y 1985, la contrarrevolución había asesinado a más de 7.500 nicaragüenses, la mayoría civiles. Los daños también fueron incalculables, no obstante, igual que ahora, los medios derechistas culparon al gobierno por no aceptar los designios del imperio.
El fallido golpe de Estado y los actos de violencia que continúan ejecutando los terroristas financiados y dirigidos por el MRS, ONG opositoras, empresarios del Cosep y algunos obispos católicos, pretenden ser una reedición de la agresión de los años 80 del siglo XX en contra del sandinismo, solo que esta vez no cuentan con el ejército mercenario de la Contra.
Lo único nuevo es la participación de los traidores naranjas que se hacen llamar “renovadores”; después, el resto del guion se parece demasiado, incluyendo muertos, infamias, mentiras de los medios de comunicación derechistas y el apoyo incondicional de sectores ultraconservadores del gobierno norteamericano.
Durante la agresión de los años 80, el pueblo rojinegro puso miles de muertos, la mayoría civiles, ya que al igual que ahora, los desalmados no respetaban a nadie, por lo que nos mataron alfabetizadores, maestros, estudiantes, niños, mujeres, ancianos. Nadie estaba a salvo de la demencia asesina del ejército al que Ronald Reagan llamó “Paladines de la libertad”.
Entre 1981 y 1985, la contrarrevolución había asesinado a más de 7.500 nicaragüenses, la mayoría civiles que desempeñaban labores de apoyo al proyecto revolucionario que pretendía sacar a Nicaragua de la postración en que la dejó el somocismo.
Ahora los “paladines” son “pacifistas”, pero es solo asunto de semántica. En el fondo son los mismos hijos putativos del imperio, muchos de ellos descendientes de la elite somocista, que incluye a la alta, mediana y baja oficialidad de la extinta Guardia Nacional que salió huyendo hacia Miami.
Igual que ahora hacen los “pacifistas”, los Contras asesinaban, quemaban y destruían obras que el sandinismo había construido pese a la guerra. E igual que ahora, La Prensa, la Corporación y otros medios de comunicación afines a la oligarquía, tergiversaban lo ocurrido achacando a la revolución la culpa de todas las desgracias que provocó la agresión imperialista.
Fue un trabajo sucio tan bien hecho el de La Prensa, que el 27 de octubre de 1987, el sanguinario presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, envió una carta de felicitación a la señora Violeta Barrios de Chamorro y a su cuñado Jaime Chamorro Cardenal.
Como apuntamos antes, hasta 1985 habían sido asesinatos más de 7,500 nicaragüenses, que al igual que ahora con el golpe fallido jamás iniciaron las confrontaciones. Dos años después, con varios miles más muertos, Reagan se congratula con la familia que traicionó a Pedro Joaquín Chamorro e hizo suya la “estirpe sangrienta” de los Somoza, el anterior “son of a bitch” de los gringos. Ahora son varios y el pueblo los conoce.
Imaginamos que alguna autoridad de Estados Unidos, quizás la Ileana Ros-Lehtinen antes de retirarse, estará preparando otra carta de “aliento” a la rancia familia propietaria de La Prensa, que ha intentado monopolizar los medios de comunicación en detrimento de la “libertad de expresión” que utilizan como hueca muletilla.
A los dueños de La Prensa jamás les interesaron los pobres, más que para manipularlos a fin de que defiendan sus haberes, en nombre de una democracia que practican “del diente al labio”, ya que ni en sus mismas empresas la hacen efectiva.
Recordemos que en 1991, la señora Violeta Barrios (ella no puede recordar porque está gravemente afectada por Alzheimer), perdonó a Estados Unidos los 17 mil millones de dólares que la Corte Internacional de Justicia de La Haya, ordenó pagar a Nicaragua por los daños ocasionados durante la guerra de agresión de los años 80 del siglo pasado.
El objetivo de la expresidenta fue congraciarse con sus patrones gringos, y actualmente La Prensa continúa oponiéndose a que el gobierno sandinista reavive el multimillonario cobro, alegando que el presidente Daniel Ortega busca confrontar a la potencia imperial.
En esta ocasión les dejaremos dos documentos que comprueban la similitud de las agresiones sufridas por Nicaragua y el sandinismo de parte de sectores guerreristas gringos. Uno corresponde a una copia de la carta de Ronald Reagan y la otra relacionada a desembolsos hechos a opositores locales en los años 80, a fin de desestabilizar al gobierno revolucionario.
(Traducción)
The White House
Washington
Octubre 27 de 1987
Queridos señora Chamorro y señor Chamorro:
Me sentí profundamente honrado de recibir una copia autografiada de La Prensa la primera publicación salida al mercado después de estar cerrada por 451 días. Los nicaragüenses, como toda la gente, merece los derechos de una libertad de prensa y comparto la cuota de esperanza por una verdadera libertad de prensa, que será firmemente establecida en Nicaragua.
Su familia y La Prensa representan la heroica lucha contra la tiranía de izquierda y representan un símbolo para la derecha de los nicaragüenses y el mundo. Algún día, cuando Nicaragua sea libre y un ejemplo de democracia para todas la naciones, el nombre de los Chamorro y La Prensa serán honrados por siempre por su amor a la democracia. La historia los recordará por su valor todos los días, el pueblo de los Estados Unidos les envía sus más calurosos deseos de éxitos y esperanzas,
Sinceramente,
Ronald Reagan
Estos son los desembolsos: