Dura de pelar la señora. El estafador Gerardo Sánchez se le declara en total quiebra, y ella, antes de que la nombre su salvadora, se le pone peor. Que la toma de la finca, la roya, la mala cosecha de café, la ausencia de vehículos…
A ella también le agrada la guerra virtual. Quiere que corra la sangre, pero mejor que sea la de otros. Por eso es buena a desconfiar y a alentar ataques desde su computadora, y pide que no la “quemen” porque ella está para “cuidar” a los presuntos rearmados. Bonito cuento.
Cuando Sánchez se convence de que es más fácil sacarle agua a la cantimplora de Montoya, cambia de conversación y la emprende otra vez contra los traidores José Ramón Gutiérrez Martínez y Gema Serrano. Aflora otra vez su paranoia con la Inteligencia Militar y asegura que Serrano labora en el “complejo de Inteligencia de las Colinas”.
También siguen en el “hit parade” Mayra Dávila e Iván Roca. Aparecen en el escenario un tal Dr. José María Castrillo Castillo y Lagos, un abogado ligado al MRS, cuyo nombre es Alejandro. ¿Ellos también están alzados en armas?
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