Seguramente todos alguna vez en nuestra vida escuchamos hablar del efecto mariposa; esto no es más que un proverbio chino que dice: «El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo»; en otras palabras un pequeño cambio puede generar un cambio enorme.
Es precisamente esto lo que me lleva a afirmar que la conducta de una persona es capaz de influir positivamente o negativamente en su entorno, en su familia incluso en un país; dicho esto me refiero al apoyo que recibió por más de doce países en la pasada cumbre de las Américas Venezuela con respecto al decreto de Estados Unidos (EE.UU), donde declara al país como una amenaza para su seguridad. Este evento sirvió para demostrar este proverbio, donde la acción injusta, desmedida, violatoria de Estados Unidos con el decreto Obama, hizo que varios países alzaran la voz para rechazarla, ya que viola el derecho Internacional.
Ahora bien, revisemos el decreto firmado por el presidente Obama, donde emite una orden ejecutiva señalando que la situación en Venezuela representa una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos. Esta orden se basa en la Ley 2014 para la Defensa de Derechos Humanos y Sociedad Civil de Venezuela, aprobada por el Congreso de Estados Unidos el pasado 18 de diciembre y con una duración de dos años, donde el órgano legislativo habilita al Ejecutivo estadounidense a que aplique sanciones en casos concretos según su discrecionalidad; es decir será Obama el encargado de decidir a quién aplicársela, o mejor dicho el Secretario de Estado, el Secretario del Tesoro y Barack Obama los que decidirán quienes de nosotros aquí en Venezuela, estaremos sometidos a un proceso sin derecho a la defensa.
El decreto también se fundamenta, en tres normas estadounidenses: la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, la Ley Nacional de Emergencias y la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952
¿Qué se pretende con dicho decreto? Existen varias respuestas, ninguna buena.
Lo primero que se quiere es desestabilizar a Venezuela, alentar a la oposición extremista, satanizar al país y generar dudas sobre los órganos del sistema de justicia. Este decreto le otorga una serie de atribuciones al presidente de Estados Unidos, a pesar que no tiene facultad ni jurisdicción sobre el territorio Venezolano. Las sanciones están dirigidas a siete funcionarios militares, judiciales y policiales de Venezuela por presuntamente violar derechos humanos y políticos en nuestro país, donde se ordena la suspensión de visas y la congelación de bienes en territorio estadounidense.
Para nadie es un secreto que la diferencia entre Libia, Siria y Venezuela son evidentes, sin embargo todo comenzó igual; se comenzó sancionando a funcionarios de esos gobiernos y familiares de los presidentes, respectivamente. Luego continuaron con sanciones de manera continua y progresiva, buscando cumplir a toda costa con sus objetivos, hasta que el intervencionismo cumpla su cometido. Las sanciones contra esos países fueron aumentando, convirtiéndose en embargos económicos y militares para dar paso a nuevas acciones legales en las que Estados Unidos apoyó abiertamente acciones de factores paramilitares, mercenarios, que generaron conflictos civiles prolongados en esos países.
Con Venezuela se pretende hacer lo mismo, se empezaron con sanciones a funcionarios, donde la justificación fue el tema de los derechos humanos; mismo argumento que utilizo Estados Unidos para lanzar bombardeos humanitarios en Libia, donde el congreso lo autorizo para preservar «la paz en el Medio Oriente».
Sin embargo hoy se demostró que Venezuela no está sola y fue la VII Cumbre de las Américas el escenario que sirvió para que lideres de América y del Caribe alzaran su voz para apoyar a Venezuela, donde se viola flagrantemente el derecho internacional y particularmente el literal E, del artículo 3 de la carta de la OEA» según el presidente de Ecuador, Rafael Correa.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, refiriéndose en su discurso al decreto Obama señalo lo siguiente: «No queremos más Monroes en nuestro continente, ni más doctrina Truman, ni más doctrina Reagan, ni más doctrina Bush. No queremos más decretos presidenciales ni órdenes ejecutivas declarándonos como amenazas a su país. No queremos que nos vigilen, que nos pinchen nuestros celulares, o que secuestren aviones presidenciales. ¡Queremos vivir en paz, déjennos vivir en paz!».
El presidente Daniel Ortega de Nicaragua en su discurso en la Cumbre señaló lo siguiente: ¡Los yanquis no cambian! Por un lado, un gesto con Cuba; por otro lado, un golpe con Venezuela. El gesto contra Venezuela es un golpe contra nuestros Pueblos, contra la Unidad Latinoamericana y Caribeña.
Además, la Cumbre rechazó el asedio militar, las agresiones y amenazas de toda índole implementadas por Estados Unidos y sus aliados estratégicos contra la región latinoamericana.
Lo que está claro y la historia lo ha demostrado es que Estados Unidos es un país donde se pueden depositar muchas cosas, pero confianza no es una de ellas.
Es muy cierto lo que dicen sobre el antiguo proverbio chino: «el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo.