El abogado de Trump objeta a su cliente

En una ronda de entrevistas, Jay Sekulow trata de atajar la polémica pero reconoce que no puede garantizar que no existan pesquisas sobre el republicano.

 

En el día 150 de presidencia de Donald Trump, la Casa Blanca mandó a Jay Sekulow, uno de los abogados del mandatario, a participar en una ronda de entrevistas televisivas para desmentir que el presidente está siendo investigado, como él mismo admitió el viernes. Pero, en su intento de atajar la polémica, el abogado acabó agrandándola porque admitió que no puede garantizar que no exista ninguna pesquisa sobre Trump. Todo ello garantiza que al menos unos días más el debate en Washington no gire alrededor de la agenda política del republicano sino de la legalidad de su conducta, mientras la sombra de la trama rusa sigue erosionado su presidencia.

“El presidente no es sujeto ni objetivo de una investigación”, dijo este domingo Sekulow en la cadena CNN. “El presidente no ha estado y no está bajo investigación”, agregó en CBS. Pero en otra entrevista, presionado por un periodista de Fox News, Sekulow reconoció que no puede «leer la mente de la gente” y que, por tanto, no puede garantizar que Robert Mueller, el fiscal independiente sobre Rusia, no esté investigando a Trump y que simplemente no lo haya notificado públicamente. Mueller lleva por el momento la investigación en absoluto secreto.

El embrollo de afirmaciones no sería sorprendente si no fuera porque Trump escribió el siguiente mensaje el viernes por la mañana en Twitter: “¡Estoy siendo investigado por despedir al director del FBI por el hombre que me dijo que despidiera al director del FBI! Caza de brujas”.

Ese “hombre” es Rod Rosenstein, el fiscal general adjunto del Departamento de Justicia, que fue quien escribió un informe muy crítico con James Comey, sobre su gestión del caso de los correos de Hillary Clinton, que Trump utilizó como argumento para despedirlo en mayo como director del FBI. El cese, y las contradictorias versiones del presidente al respecto, propició que Rosenstein designará a Mueller como investigador independiente para determinar si el entorno de Trump se coordinó con Rusia en el ciberataque contra el Partido Demócrata durante la campaña electoral. Comey asegura que el mandatario le instó a cerrar las pesquisas del FBI sobre la conexión rusa. Y Mueller, según publicó el miércoles The Washington Post, ha empezado a investigar si eso es cierto y si Trump pudo incurrir en un delito de obstrucción a la justicia.

En un complicadísimo juego de equilibrios, Sekulow trató de justificar su afirmación tajante de que no hay investigación a Trump a la vez que intentaba no contradecir al presidente. Alegó que el mensaje era en reacción a la información del Post, pero que Trump no pudo explicarse con más detalle por la limitación de 140 caracteres por mensaje en la red social. “Hay una limitación en Twitter, como todos sabemos”, esgrimió. Sin embargo, Trump no tiene problemas otras veces en publicar varios mensajes en serie, unidos por puntos suspensivos.

No es la primera vez que los asesores de Trump se ven obligados a rebajar el efecto de los mensajes incendiarios que publica en Twitter. Ya sucedió con la acusación, carente de pruebas, que hizo de que el expresidente Barack Obama ordenó espiarle o su admisión de que compartió información delicada con el ministro de Exteriores ruso en el Despacho Oval.

Trump se creó un problema a sí mismo cuando amenazó en Twitter a Comey con difundir posibles “cintas” de sus conversaciones en la Casa Blanca. Y también ha denigrado a su propio Gobierno en la red social. Al margen de atacar a Rosenstein, hace unos días escribió que el Departamento de Justicia debería haber defendido una versión más agresiva de su veto migratorio, que está paralizado por los tribunales.

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