Se empecinó el Ing. Enrique Bolaños en desacreditar lo que había hecho el sandinismo en los años 80 del siglo XX, pese a la guerra de agresión impuesta por Estados Unidos. Era una cuestión personal para este señor ultraconservador, en cuya mente parece habitar más un hacendado norteamericano con finca aquí, que un nicaragüense.
Encargó enjundiosos estudios a sus numerosos asistentes en los tiempos en que era vicepresidente de la República, a fin de demostrar que se había hecho más durante el somocismo en materia energética que en el breve espacio de tiempo en que gobernó el FSLN, asediado por la mayor potencia militar y económica del mundo.
Lo gracioso de todo el asunto –si es que se le puede llamar así-, es que don Enrique llegó a ser Presidente del país y lo dejó en total bancarrota energética, con apagones interminables que pusieron a Nicaragua al borde del colapso económico, del que se salvó gracias al acuerdo que realizó el sandinismo con el presidente Hugo Chávez. Así de claro.
Arrinconó a todos los trabajadores desde su cargo de presidente de la Junta Directiva de ENEL, en el que se autonombró como en otras muchas responsabilidades desde las que avizoraba la tan ansiada venganza política.
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