“Suponemos que va a haber una arremetida militar (de la fuerza pública). Lo hicieron previo al cese y lo suponemos posterior al cese, nos estamos preparando para eso”, explicó el domingo alias “Uriel”, comandante del Frente de Guerra Occidental Ómar Gómez, que opera en el selvático departamento del Chocó, fronterizo con Panamá.
La guerrilla y el Ejecutivo de Juan Manuel Santos iniciaron el pasado 8 de febrero en Quito un diálogo de paz en el que apenas han avanzado. El mayor logro ha sido la tregua bilateral, que entró en crisis a finales de octubre por el asesinato del líder indígena Aulio Isarama a manos de esa guerrilla.
El Ejército de Liberación Nacional (ELN) viene practicando patrullajes en la selva con fusiles en mano y trabajos con explosivos preparándose así para el próximo 9 de enero cuando se termina dicha tregua, aunque las partes no descartan por completo prolongarla.
Los hombres y las mujeres que conforman este frente dedican asimismo cuatro horas diarias al acondicionamiento físico y el aprendizaje de tácticas militares desde que entró en rigor, el pasado 1 de octubre, el cese al fuego.
“La lucha armada sigue siendo un componente importante en las transformaciones que Colombia necesita”, dijo “Uriel”, en entrevista con AFP, que esconde su rostro detrás de un paño rojinegro, los colores de esta guerrilla.
El ELN, con unos 1500 combatientes, de acuerdo con las autoridades, es la única guerrilla activa en Colombia luego del acuerdo de paz que sellaron en noviembre de 2016 las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ya desarmadas y convertidas en partido político.