Antes de visitar México, el Papa aprueba la canonización de un mártir de la Cristiada. José Sánchez fue asesinado con 14 años por ser parte del bando católico sublevado.
Dice la historia que primero a José Sánchez del Río lo torturaron. Al devoto muchacho de 14 años, los soldados revolucionarios le cortaron la piel de las plantas de los pies y le ordenaron caminar hasta el panteón. Después, en el cementerio, lo colgaron de un árbol, le empezaron a dar cuchilladas y finalmente un tipo al que llamaban El Zamorano lo bajó y le descerrajó un tiro.
Ocurrió en 1928 durante el sangriento conflicto mexicano conocido como La Cristiada o Guerra Cristera, que enfrentó de 1926 a 1929 a las tropas del régimen revolucionario con un movimiento católico campesino del centro-oeste de México, la región del Bajío, que se levantó en armas contra el anticlericalismo del nuevo Estado.
No hay una cifra segura pero se estima que esa guerra regional dejó más de 200.000 víctimas de ambos bandos. Una de ellas Sánchez del Río. Un niño que se enroló con los cristeros, como se conocía a los radicales religiosos sublevados, acabó asesinado con crueldad y ahora, casi un siglo después, será canonizado. El proceso ha sido aprobado este mes con la firma del papa Francisco, a punto de emprender una gira por México que arranca del 12 de febrero en la Ciudad de México.
«Por parte de Bergoglio se puede interpretar como un gesto al lado conservador», opina el experto en religión mexicano Bernardo Barranco. Lo ve como un detalle más en el juego de equilibrios que implica la visita de un Papa de corte progresista a un país tan poliédrico como México, del que, igual que se suele decir que es muchos países, se puede decir que es bastantes iglesias.
E igual se podría decir que en el viaje de Francisco habrá una ruta hacia la izquierda y otra hacia la derecha. A la primera corresponden la parada del 15 de febrero en Chiapas, territorio de la teología india, y la del 17 en Ciudad Juárez, capital simbólica del drama de la guerra contra las drogas y referente fronterizo del sufrimiento de los migrantes. En la otra ruta se encuadrarían las jornadas en la Ciudad de México (día 12) y en Morelia (16), capital del Estado de Michoacán, que fue uno de los focos del movimiento cristero y sigue siendo tierra de catolicismo tradicional, si bien tiene un arzobispo moderado al que el Papa nombró cardenal hace un año.
José Sánchez del Río, que nació en el pueblo michoacano de Sahuayo, fue beatificado en 2005 por el papa Benedicto XVI. El nuevo proceso lo convertirá oficialmente en santo, y se fundamenta no sólo en su martirio sino también en un milagro: su intercesión divina en la curación de una niña que nació hace cinco años con un 90% de muerte cerebral.